viernes, 31 de julio de 2009

LA GOTA QUE EMERGE


La gota que emerge (2003)
Pintor: Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 150 x 100 cm.





SUEÑOS ROTOS


Como fantasmas
los veo deambular
desde mi ventana
todas las mañanas.

Unos corren altivos
con la esperanza
dibujada en sus rostros.
Otros cabizbajos
y pensativos.
Otros tan
apesadumbrados
que parecen
cargar un mundo
de penurias
en sus hombros.
Los más jóvenes
llevan un cántaro
de sueños
y alegría
en sus mochilas.
Caminan tan
apurados
que semejan
pájaros volar tras
sus fantasías
sin saber
que muchos
nunca
la alcanzarán.
La vida
no está hecha
de quimeras
sino de realidades.
Pero corren…
Corren mucho.
Unos a pasos cortos
otros en largas zancadas.
Algunos parecen
liebres en el prado.

Corren… Todos corren…
Algunas mujeres
marchan al redoble
de sus tacones.
Otras en el silencio
de sus zapatos de goma.
Pero todo corren… Corren.
Hasta los niños que van
al colegio corren
de la mano de su madre.
Y los más bebés
también corren
en sus coches
y calesitas empujadas
por sus padres
quienes también corren
mientras los trasladan.
No es el preludio
del fin del mundo,
pero todos corren.

¿Dónde van?...
¿Quién llegará primero?
¿Quién lo logrará?
Es la carrera
por la vida…
Por los sueños rotos.

Parecen hormigas…
Abejas tras un panal,
sin saber que la vida
es efímera tal soplo
y los sueños inmortales.

Los veo
desde mi ventana
y me angustio.
Corren en días
lluviosos
o cuando
hay bruma.
Corren
con el sol
ardiendo
en sus espaldas.
Corren… Corren
tras un autobús
y en las paradas
se atropellan.
Corren en el metro
donde semejan
robots desquiciados.
Corren en las avenidas
sin saber donde pisan.
Corren en las autopistas
que hoy en día
son vías de maniáticos
y chiflados.
Corren en los ascensores.
Arriba y abajo.
Abajo y arriba,
solo por dinero,
un mendrugo
que comer
y una cama
vacía de realidad.
Corren por las escaleras…
Corren por las cuestas
empinadas
y sinuosas bajadas.
Siempre corren
Como si correr
fuese vivir.
Pocos son
los que coreen
tras la misericordia…
Tras el amor
divino teñido
de esperanza.

Todos corren… Corren
Unos más aprisa.
Otros más despacio,
pero corren y corren
sin saber
que los caminos
del tiempo
conducen siempre
a la tierra donde
los sueños
al fin son
inmortales
y duran
una eternidad.

Hace tiempo
dejé de correr.
Ahora que corra
el viento tras de mi.
Ya no soy hombre,
ni sueño, ni mortal
o inmortal,
sino un viajero
que mira
la inmensidad
desde la ventana.

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