miércoles, 9 de diciembre de 2009

CRISTÓBAL, EL QUE SUFRÍA DEL COLON


Diego Fortunato (cuando era un poquito más joven) y Claudia Cardinale.


Cristóbal, el que sufría del colon (1995)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 122 x 76.5 cm
(ASESINADO DURANTE ARTICIDIO DE 1997)



LA PEREGRINA DEL HAMBRE


Dos hermanos hambrientos,
una hembra vieja
que toca violines
negros de muerte.
Es la vida marchita.
La fría entrega al ocaso
nocturno del tiempo.
La voracidad y la ignominia
pueden más que la cordura
cuando el hambre niegan
y desborda la insensatez
en las calderas sin mentes.

Si o no, quién sabe,
pero la loca mente todo
lo sabe y manipula
y, si no, lo inventa
en el loco cerebro
curtido y dañado.

Todo fenece.
Menos la maldad traidora
en la mente de mujer amargada.
El fin será libre.
El hambre y el tiempo
de los desposeídos renacerá.
Las bocas abrirán sus fauces
en la casa de la mujer oculta,
la de que todo controla
y objeta sin sentido
el pan de la vida.

Conjuro, felicidad de muerte
en el alma de la mujer atormentada
por una vida sin amor
y por los hijos no nacidos.
Es putrefacto el ser
que nunca pudo
en el vergel de su vida
crear un límpido y puro ser.
Pero ahora
sólo es muerte viva
que vaga sin sentido
y desolación infinita.
Todo es expiración.
No hay hermanos.
Todo es gris y negro
en el alma de muerte.

¡No vivió!...
¡Sólo murió lenta
y cruelmente!...
¡Viva la vida!...
¡Abajo los que mueren
sin haber vivido!