martes, 25 de mayo de 2010

EL CAMUFLAJE DE LA VERDAD


Diego Fortunato, en Il Ponte Di Mezzo, Pisa (Italia) 2005.
A sus espaldas, a la izquiera, está Lungarno Mediceo y la
Galeria Centro Di Arte Moderna, donde expuso sus "chinitos",
como cariñosamente llama a la serie El lenguaje del Zen,
compuesta por más de 300 obras en diferentes formatos.

El camuflaje de la verdad 2005)
Pintor. Diego Fortunato
Tinta china y acuarela sobre cartulina 29,7 x 21 cm.
(Con marco estilo inglés y paspartú 55 x 46 cm.)
Serie: EL LENGUAJE DEL ZEN


EN VENTA
Bs. 1.400
(El marco va incluido)
Telf.: (0058) 0412 -556.4954



VOY
Voy a sembrar
un huerto lleno de estrellas
donde nazca la alegría.

Voy a rescatar
el amor sufrido
en el tiempo del olvido.

Voy a iluminar
el sol con flores de día
para borrar la noche fría.

Voy a buscar
los duendes de la vida
en las horas dormidas.

Voy a pintar
con mis ojos la paz
sepultada en el ocaso sombrío.

Voy a reír
entre las piedras y el madero
porque encontré al olivo perdido.

Voy a encender
mi alma herida. Ya no soy
el vagabundo de los tiempos idos.

Voy a besar
a los santos míos, a los cristales
caídos en la tierra calcinada.

Voy a cortejar
al milagro que me devolvió
de la nada. A la fe que me rescató
del naufragio. A la luz y al calor.
A la voz interior que escribió
una carta de amor en mi corazón.

 

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jueves, 20 de mayo de 2010

CHUAN-LI, EL DE LA CIUDAD PERDIDA DE OCCIDENTE


Diego Fortunato, más feliz que ayer
y menos que mañana. Al fondo, uno
de sus cuadros.

Chuan-Li, el de la ciudad perdida de occidente (2005)
Pintor: Diego Fortunato
Tinta china y acrílico sobre cartulina, 21 x 29.7 cm.
Serie: EL LENGUAJE DEL ZEN


En VENTA
Bs. 1.400


EL OLVIDO

Caminar sobre el olvido
es pisotear los recuerdos.
Manchar las cenizas
en la vereda añorada del pasado.

Es cargar las penas
y castigarlas sobre las heridas de abril.
Alejarlas del espejo,
del reloj de arena que araña
el tiempo con acordes de duelo.

La flauta escucha el sollozo.
Las manos…, el papel sin voz,
los retratos antiguos y los lienzos
que pincelaste en la mente
desertan del pozo del delirio.

El olvido es como
un ángel amigo. Te persigue
y cuida para que no lo eches
en el tintero callado,
en los viejos muros,
en las colinas secretas,
en los abismos de estrellas de plata
ni en el látigo calcinado.

martes, 18 de mayo de 2010

AMBICIOSA SOLEDAD




Ambiciosa soledad (1996)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 150 x 100 cm.
Serie Horizontes Perdidos
(Perdido en combate)


CADENA


Agua y miel.
Horas… ¡Horas!...
Sufrimiento–libertad…
Avalancha de piedad… ¡Sombras!
Sólo el murmullo del pensamiento.

Día y noche.
Horas… ¡Horas!...
Despedida y oscuridad… ¡Lucha!
La boda del mal se ha consumado.

Llamas marchitas… ¡Ahogo del alma!
¡Desátame vida!... ¡Rompe las cadenas
de humo!... ¡Desátame vida!




Diego Fortunato, pintor, poeta, ensayista,
novelista, escultor, periodista, soñador,
jodedor irreverente e incurable, idealista,
imbécil que se ha casado y divorciado tres veces,
novio de la madrina, refugiado internacional
y ciudadano del mundo y, por sobre todo,
muy feliz. Eso es ¡por ahora!, como dijo un tenebroso
comandante por ahí y ya lleva trece
años en el poder.

jueves, 13 de mayo de 2010

CONSTANTINO EN LOS BAÑOS DE DIOCLECIANO


El pintor Diego Fortunato
y su hija Daniela en Milán.


Constantino en los baños de Diocleciano (1989)
Pintor: Diego Fortunato

Acrílico sobre tela 60 x 90 cm.



VENTA


Lo recaudado irá a beneficio de la
FUNDACIÓN NIÑOS ARTISTAS DISCAPACITADOS



HÉROE

En el cielo,
allá donde las nubes
esconden a los ángeles
tiene su casa mi héroe.

Dicen que usa barba,
tan blanca como la vida
y tan larga como la eternidad.

Su bondad es tan inmensa
como la luz y su paz
tan grande como el silencio.

Creó ríos y montañas,
peces y alimañas y le dio
vida al hombre que todo lo daña.

Escribió un libro,
de diez palabras solamente,
pero la gente las viola alegremente.

Mandó a su hijo
a enseñar a los míos
pero lo guindaron de un crucifijo.

Todos le piden
fortuna y laurel para luego
gastarlo en el gran burdel.

Los muertos creen
que más allá de los gusanos
hay un huerto sano llamado Edén.

Quizás todo sea cuento
pero yo no me lamento
de tener en mí casa
un héroe en el firmamento.