domingo, 19 de diciembre de 2010

Autoretrato en la oscuridad




Autoretrato en la oscuridad (1993)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 80 x60 cm.
Coleccipon Privada del pintor


ESCUCHA EL DOLOR DEL MUNDO

Estuve en el principio del dolor,
donde la humanidad se desangra.
Donde la fe es negocio y burla,
imperio de conjuras
y capital sin cordura.
Estuve en el este y en el oeste,
en el norte y en el sur…
Con negros y blancos
y con hombres de ojos de alelí,
rasgados o rojos como el rubí.
En el Asia y en el África,
en Europa y América
y en las tierras lejanas,
y sólo encontré una religión…
¡La verdadera!... ¡La de los hombres!
¡La de los materialistas!
La de los seres que no creen en Dios,
mucho menos en Alá o Mahoma,
Buda, la Biblia o el Corán.
Que se burlan de la Tora de Moisés
y de las vírgenes y los santos,
así como de mí Espíritu Santo,
al igual que hacen con
Krishna y los devotos que lo siguen.
Tampoco en el Cristo que llevan
en sus cuellos como escapulario
cuando están en Wall Street
o en el burdel donde negocian
con maldad la vida de la humanidad.
Es la de los hombres
la religión que domina al mundo…
La más perniciosa y dañina,
la que con soberbia conduce
a guerras, muertes y al terror
por avaricia, prepotencia y ambición.
Y rezo:
Vivo, pero la violencia del hambre me tortura.
Vivo, pero el terrorismo aniquila mi alma.
Vivo, pero sollozo cuando crucifican a la compasión.
Vivo, pero la opresión y la maldad ofuscan mi ser.
Vivo, pero agonizo si no hay libertad ni expresión.
Vivo, pero, ¿dónde voy, si no puedo ser quien soy?
Vivo, pero me rebelo si no me dejan escribir.
Vivo, pero, ¿cómo puedo vivir sobre el dolor del mundo?
Vivo, porque soy un loco imposible.
Vivo, porque nací en este planeta chiflado.
Vivo, porque estoy enfermo de cordura.
Vivo, pero no puedo vivir si el hambre destruye a los míos.
Vivo, porque amo al amor y el amor todo lo puede.
Vivo, porque sin vida no podría escribir.
Vivo, para ser la conciencia de la humanidad.
Vivo, porque Dios es mi guía y yo su rebaño.

El pintor Diego Fortunato con su hija Deborah, la primogénita, cuando ambos todavía eran jóvenes.

diegofortunato2002@yahoo.es

jueves, 9 de diciembre de 2010

Caminando sobre los recuerdos

Caminando sobre los recuerdos (1996)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico s/tela 120 x 100 cm.
Serie HORIZONTES PERDIDOS
Colección Privada


POR QUÉ LLORAN LAS MARIPOSAS

Tirado en la ribera de la nada
pensaba en el atardecer
de la primavera, en los bosques
callados y siempre vivos
de la sabiduría silenciosa.


Escuchaba el riachuelo
de mi alma descorrer
hacia el eterno
soplo del viento.


Miraba embelesado
a los pájaros cantores
de fantasías de las ideas
que cabalgan en los sueños.


Miraba al mundo
girar en torno mío
pero no entendía
sus movimientos
ni el porqué de la vida.


Todo fluye. Nada es eterno.
Hasta la muerte es temporal,
como temporales son
las ideas y las ilusiones.


Me vi tirado
sobre una alfombra
de hierba viva
adornada por flores
de tantos colores
que el mismísimo arco iris
las hubiese envidiado
si ese vil defecto
albergase su juego golondrino.


Estaba tan feliz
que hasta la dicha
susurraba su alegría
en el eco de las montañas.


De pronto vi una,
después otra,
más adelante a millones
de hermosas mariposas
de múltiples colores, forma
y manera de danzar al viento.


Una muy pequeña,
de tiernas y agraciadas
alas color azul cobalto
ribeteadas de perfumado
listón blanco, dejaba
dejaba descorrer una lágrima
por su inocente mejilla.


No pude permanecer más tiempo
tendido en la hierba viva.
Me incorporé, fui hacia
ella y curioso le pregunté:
¿por qué lloras mariposa?


Levantó su rostro
y con la lágrima
aún rodando hacia
la inmensidad intangible,
me dijo: Por el mundo…
Por ustedes…
Y por qué la interrumpí
en su sollozo interior sin
dejarla concluir.
Porque navegan hacia el fin
y siquiera se han dado cuenta.


Me recosté junto a ella
y me puse a pensar a su lado
mientras una gran lágrima
también bañaba el rostro mío.


Con mi primo Lucio Antonietti y su maravillosa
 esposa Maura cerca de un árbol de delicioso caquis
que está la parte trasera de su casa
en Villa Penne.(Pescara, Italia).