viernes, 20 de agosto de 2010

BOTERO Y YO


El pintor Diego Fortunato con su adorada hija Viviana en
una calle de Milán.


Botero y yo (1987)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre cartón 66 x 48 cm.
COLECCIÓN PRIVADA




¿QUÉ CONTAR?

Estoy estúpidamente
sentado frente a mi computer
preguntándome qué contar.
Son las dos de la madrugada,
y no produzco nada,
apenas soñolientas estrofas.
Basura o no, a quién le importa.
¡Maldición!, me digo.
¡Qué estoy haciendo!...
Dormir me vendría bien.
Mis poemas, no la mayoría,
hablan de dolor y vida.
Algunos, sutilmente psicológicos,
acarician al alma perdida.
Eso no importa. Me interesa un bledo.
Lo único importante
es que escribo y no ceso de hacerlo.
Es una enfermedad
o una manía, la mía… Quién sabe…
Lo hago por Él, por mi guía.
¡Qué bello, Dios, es reconocer
que Tú eres perfecto!...
¡No!... No estoy fumado,
ni tampoco bebido,
como pretenden intuir
desde su pérfido subconsciente…
¡Tampoco soy fanático religioso!...
Menos gay o loco…
Sólo trato de decir,
además de que Jesucristo
y su papá, el gran Dios del cielo,
son tan omnipotentes
y todopoderosos,
que me permitieron contar
algunas historias sin siquiera
saber qué contar…
¿Me entienden?... ¡Es fácil!...
Tan fácil como sufrir.
Y no digan que ninguno
de ustedes no ha sufrido…
Sería una mentira fatal…
Un imposible o,
como dicen los políticos,
una exacerbación del engaño…
¡Claro!... ¡Sin lugar a dudas!...
Sé que los inteligentes
se han dado cuenta…
Escribo estupideces
sin saber en realidad qué escribo…
¡Eso es verdad!...
Trataré, de ahora en delante,
de hacerlo mejor…
¡Les juro!(es puro monte),
que me voy a poner serio
y escribiré algo
que les deje un mensaje,
un sabor, amargo o dulce,
que aderece su discernimiento…
¡Epa!... ¡Qué está pasando!...
Recuerden que los poetas
somos unos locos cuerdos
que tenemos un master
radiante en sufrimiento,
desengaños, incomprensión,
dolor, tormento
y un sin fin de etcéteras,
menos en paz, amor y qué se yo.
La cosa es tan compleja
y complicada que les diré
que para que obtengan
el título de POETA
(así, con mayúsculas),
primero tienen que poseer
varias condiciones.
La más importante y esencial
es que sean ¡unos irreverentes huevones!
¡No se asombren!… No es juego…
Escuchen… Estoy diciendo la verdad,
pura y totalmente descarnada,
como dicen algunos poetas y autores,
aunque, hasta el sol de hoy,
no sé cómo se escribe “huevón”.
Para los sabios de la pornografía
“huevón” viene de huevo,
el de la gallina, y como en Venezuela
huevo es sinónimo de “pip픕(falo),
y el huevo de las gallinas
es algo que se le asemeja,
no por lo pequeño,
sino porque da vida,
por ello se escribe con “H” y no con “J”…
¡Claro!, una cosa es segura:
¡Huevón será huevón
hasta que muera
y nunca dejará de serlo
aunque se escriba con “J”!
ya que también significa
bobo, mentecato e imbécil.
Últimamente
y más en la época presente,
esta diatriba se ha convertido
en asunto de Estado.
La revolución,
afirma que se esté donde esté
no se puede hablar
ni de “huevo”o “juevón”, rojo o negro,
ya que cada quien tiene su función
entre los fanáticos del sexo y la adoración.
Y ahí la cuestión: Huevo o Juevo•…
“Huevón” o “Juevón”… ¡Nadie lo sabe!…
Otros escriben güevon, así con “G”
y diéresis, que son los dos diminutos huevitos
que se parecen a unos dos puntos
acostados (¡qué flojos!) sobre la “U”.
Bueno. ¡A quién carajo le importa!
Está cuestión es muy enredada.
Es algo así como el to be or not to be”.
(El “Ser o no ser” de Shakespeare).
Para los gringos y algunos mal nacidos
“huevón” se escribe con “j”,
pero sin”@, porque el huevo,
al parecer, no tiene correo electrónico,
ni tampoco “h”, ni destinatario.
Debido a las absurdas declinaciones
que del latín clásico convirtieron
al castellano puro (o sea al español),
la palabra rolintrancoéhuevón,
sugerida del griego antiguo,
y cuyo sonido huevosilábico
se escucha como “huevón”,
es mejor dejar que los eruditos
consideren esta vital materia
de interés académico mundial.
A fin de honrar y clarificar
esta inexcusable confusión,
mañana, muy temprano, exigiré
a la Real Academia de la Lengua
Española y a sus miembros en pleno,
un estudio exhaustivo e intenso
de la palabra en mengua,
o sea “huevón”, con o sin “h”.
Bueno, no sólo a la gente de la Letras,
sino también a los intelectuales
del gobierno nacional, a sus líderes
y académicos de la margianimalidad.

Por favor… ¡Epa!... ¡Atentos!...
No busquen el significado
de tal obscenidad gramatical
en el diccionario…¡No existe!

¿Y a quién coño le importa
si este sainete tenga sentido o no?…
¡Chao, imbéciles literarios!...
No me fastidien con tus críticas insulsas!
¡Coño, cómo que el calificativo o (¿adjetivo?)
de imbécil me está gustando.
¡Me encanta!… Mientras menos culto soy
en más irreverente me convierto…
¡Epa!.... Estoy utilizando palabras
que los poetas de mi tiempo
calificarían de antiguas o fuera de cosecha…
Un funeral de vocablos desteñidos…
Pero los de ahora…
¡Son tan imbéciles los poetas actuales!...
Creen que con escribir versos
enrevesados que nadie entienda,
ni ellos mismos, son poetas...
¡Esos sí desvarían!… ¡Cuidado!...
¡No se contaminen!... ¡La ignorancia mata!
Hagan lo que estoy haciendo…
Escribir de primera…
Lo que brote de su alma…
¡Esa es la verdad y a nadie engaña!
Es un ejercicio… Un desahogo…
Un decir por decir…
Decir qué estoy aquí…
¡Qué vivo y puedo escribir!
Aquí no hay truco,
ni palabra estudiada
o premeditada
y mucho menos rebuscada.
Sólo una transpiración de amor,
desventura y no de locura,
condimentada de dolor
con aroma a sufrimiento.
¡Aprende a manejar
la pasión y la angustia,
porque el tormento
y el desespero será tu guía!
Dolor… ¡Dolor!…
¿Porqué tanto dolor, Dios mío?
¿Por qué no decir, por ejemplo:
“Las piedras azules
soñaron con el tiempo
y las horas pidieron perdón”.
¡Qué bonito, pero es mierda!...
Sólo una frase construida
con la razón y no con el corazón.
Las frases hechas son eso,
simples metáforas egoístas
que no tienen principio de vida.
Letras absurdas
que absorben la esencia de ti mismo.
¡Basura que no surge del corazón,
del alma o el sufrimiento!...

Suenan las campanas... Suenan…
Escucho sobre la piel el sonido…
¡Estoy perdido!… ¡No sé dónde ir!...
Anido el dolor… Su timbre es mi voz…
Suenan las campanas… ¡Vuelve Dios!
¡Vuelan tus alas de ángel! ... ¡Vuelan!…
¡Atrapa mi angustia!... ¡Estoy casi perdido!

¡Coño!... ¿Dónde quedé?...
¡Qué carajo!... No me importa nada,
siquiera que piensen
que soy un pendejo.
Van a creer precisamente eso:
¡Qué soy un viejo huevón (¡Juevón?).
Les repito (¿?), jóvenes poetas,
para ser poeta
no se necesita un tema
siquiera un porqué
o un momento,
menos una inspiración,
ya que la inspiración
del poeta es la vida misma,
el aire que respira,
el prado, la flor que germina,
el cielo azul o un sonido
que le transmite ternura,
y más, aún,
la forma de una palabra
o el color de su letra.
¡La inspiración es la vida misma!...
¡Es toda la vida!... Es ella… ¡Ella!...
En cualquier momento…
En cualquier sitio
o lugar distante…
En cualquier época
de la existencia o edad.
¡La inspiración
es la vida en sí misma!
Para ser poeta tampoco
se necesita de un Dios que los guíe,
aunque al mío (que no lo veo
pero si lo presiento)
lo amo sobre todas las cosas…
A Él, sólo a Él,
no a divinidades humanas,
fundamentales o celestiales,
le debo todo… Lo que soy…
El poeta nace sin saberlo…
Desde la cuna se es poeta.
Nace marcado.
Tiene un don innato.
El don que concede el sufrimiento…
Es la herencia bendita
de la sensibilidad,
de las lágrimas,
del nudo que se te forja
en la garganta cuando la injusticia
arrasa a la humanidad
y la humilla de dolor.
El poeta es el representante
del dolor en la tierra,
del ser que está más allá
de la banalidad
y más cerca de lo sagrado
y, porqué no, de lo obsceno.
Que no pertenece
a organismos hipócritas o fariseos
porque no lucha
por riquezas o poder.
Es el guerrero de la palabra
que libra una eterna batalla
en los caminos que anidan al amor.
El poeta es un artesano de la palabra,
un fabricante de sueños,
carpintero de ilusiones,
un obrero del alma pura
y, lo más importante,
un héroe de la sensibilidad,
invulnerable a cualquier falsedad
porque su guía es divina.
Su único ideal es la vida
y su esencia enseñar al mundo
el poder de los sentimientos.
¿Qué importancia
tiene el repetir o no palabras
si los versos se conjugan con el corazón?
¿A quién le importa
si las vocales hablan solas?
Si se te ocurre escribir pensando,
calculando cada frase o giro idiomático
y cambiar los versos salidos del alma
nunca serás poeta,
sino un intelectual que presume serlo.
El poeta… El verdadero poeta,
escribe de un solo tirón y sin corregir...
Al igual que los grandes,
sean escritores, poetas, artistas,
pintores, clérigos,
reformistas o locos sin ataduras…
Como Baudelaire, Buesa,
Neruda, Bécquer, Darío o Machado.
Para luego seguir con Borges,
Espronceda, Lorca, Nervo y Martí.
Y finalizar con Vallejo, Pellicer,
Whitman y Lord Byron,
solo para citar algunos.
Y, porqué no, los juglares de España
y los genios el mundo, entre ellos,
además de Cervantes o Unamuno,
Lope de Vega o los sádicos Maquiavelo,
Calvin y Lutero, hasta llegar
a la Utopía de Tomás Moro
no sin antes pasar por la Inquisición
y regresar a Dante y su Divina Comedia…
Picasso y Botero, o los que están
por venir en el tiempo y la victoria,
son meros observadores de las letras
y su color, nunca poetas de la palabra.
So genios de las pinceladas
y de sus formas etéreas,
porque sus lienzos
son páginas plenas de poesía visual.
¡Estoy con ellos!… En su alborada…
¡También son genios!
¿Es esto una locura?…
¿Son éstas líneas letras sin cordura?
Si descalifican mis palabras,
reiré sobre el estiércol
pestilente de la maledicencia
e hipócrita perversidad.
Mi intención,
la del ayer y la del hoy,
la del poeta solitario,
pero pleno de vigorizante pasión,
es la de no ser didáctico,
porque no soy profesor de nada,
siquiera de la vida,
que me ha dado duro,
menos profeta, adivino
o cartomántico turbador…
Hay otro fin…
Todo lo he hecho para dibujar,
con letras sonoras, un esquema
para que cualquiera,
sea andino, oriental, guayanés, llanero,
loco o musulmán o el hombre
que está escondido en Afganistán,
pueda ser poeta y hombre alejado del mal
porque nadie se ha cagado
sobre la madre irreal de los vocablos,
sus rimas y versos
como éste poeta infiel y terrenal…
Es el final… ¡Todo se acabó!
Pero, ¿Ya sabes qué contar?…
¿Cuál es tú cuento?...
¿Cuál la historia perdida?…
¿Por qué no la cuentas?...
¿Cuál es el principio?... ¿Cuál el final?
¿Dónde comienza y por qué?...
¿Dónde estás?... ¿Dónde?...
¿Qué lugar ocupas en el mundo?
¿A quién le importa?, ¿A quién?.., preguntas.
¡Mírate a ti mismo!... ¡Mira al mundo!
Respira su aire… ¡Qué bellos es!
Allí está Dios… ¿Lo ves?...
Es Tú padre… El padre celestial…
A Él sí le importas… ¡Él es tú mundo!


P/D: Podría seguir escribiendo,
hasta el último recodo del universo,
hasta el suspiro postrero,
pero ahora me hechiza la quietud.
Palpito sobre las letras,
que piensan antes que yo.
La palabra… ¡Me traiciona y ama!…
Es la culpable de todo… La sencillez…
La mujer de las letras, la amada noble
de la gramática que a todos atrapa…
¡Amo la palabra!... ¡Amo a Dios!
¡Amo a la madre poesía!...
¡Amo la vida mía!... ¡Amo al amor!