lunes, 15 de noviembre de 2010

La desesperanza


La desesperanza (1989)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 122 x 76 .5 cm.
Serie MUJERES DE PIEL DE SOMBRA
Colección Privada.




¡QUÉ DIFÍCIL!



No lo parece tanto.
Porque si la verdad
es difícil, más difícil
es la mentira como tal.


Para sostener una mentira
se necesita habilidad y sangre fría.
Don de muerte y el ciego espíritu
de falsificar el propio destino.


Es entregar al alma al delito,
a la ciega desconfianza
que siempre te persigue y daña.
La mentira es veneno amargo
que te mantiene en un letargo.
La verdad es todo lo contrario,
porque no danza en el calvario.


A la verdad todos, allá arriba,
donde están Dios y sus legendarios,
la esperan con fervor
porque quieren con ella hacer
el nuevo calendario de la vida.


La verdad es la luz,
cielo acariciante,
el camino del peregrino,
del hombre de piel frondosa,
el que abraza el horizonte
de las letras para construir
las palabras y su sentido.


La verdad y la mentira
llegaron al ruedo un día.
Sólo un toro, miura bendito,
estuvo entre ellos y la cornada mortal.
No importaron las chiquelinas,
ni las girondinas, porque la fatal
estocada tocó el fondo del mal
que en desangre interno
vomitó toda la perversa y cobarde
tortura del encierro cruel y salvaje.
Era de noble casta
pero la curia, los sefarditas,
y los enfermos sacerdotes,
le dieron su bendición al hombre
y se llevaron en mortal impulso
al valiente y noble animal.

¿Triunfó la verdad o la mentira?
Mi juicio está bien formado,
pero si dudan, ¡hay hermano!


Ahora veo,
con espacio y entretejas,
que lo mejor era haber
estado con una vieja,
y no haberme metido
en esta berenjena tan profunda
que no parece tener final.
Lo importante, y así lo creo,
es que al fin puedo hablar,
sin que hablen primero
los Alcaldes de mi pueblo.


Estoy borracho y loco,
como dice una canción de moda,
pero no voy a concluir
sin antes maldecir a la mentira,
porque la verdad me regresó a la vida.
Sólo hay una verdad:
¡la mentira es parte de la vida,
pero enemiga de la verdad!
Al fin y al cabo, la mentira
se convierte en miel diabólica
y corre loca a los confines de Satán
y la verdad, en su inocencia,
no comprende porqué la mentira
se fugó y la dejó sola en esta lucha infernal.


¡La verdad está huérfana de vida!
¡Rescátala!... ¡Rescátenla, por favor!
¡Reconquístenla a la vida y al amor!...
¡No hay nada más bello que la verdad!


 
  En un día neblinoso, el pintor Diego Fortunato en el Lago de Garda, laguna alpina de origen glacial. (Entre Brescia y Verona, Italia).