viernes, 25 de marzo de 2011

LOS TRANSEÚNTES

Los transeúntes  (1986)
Pintor Diego Fortunato
 Acrílico sobre tela 122 x 76.5 cm
Colección Privada Miguel Ángel Capriles (+padre).


MIELES DE MOSCA



Seduce
el encanto
de mis ojos
verlas
volar libres
y risueñas
sobre el infinito
cielo y la tierra
que las vio nacer.


En la indómita
llanura, bosques,
desiertos, mares
y montañas,
así como
en las salvajes
selvas y florestas.


Son hermanas
benditas
de la naturaleza
divina y eterna.
Obreras
incansables
enviadas
por el Creador
para ayudar
al hombre
en la limpieza
y cuidado
del orbe que lo
engendró.


Muchos
las maldicen
porque no saben
que son tan
trabajadoras
como las hormigas
y que sin ellas
estuviésemos
llenos de mierda
y podredumbre.


Aunque les guste
saborear las mieles
de la mierda,
no tanto porque
son cochinas
sino porque
les gusta
en demasía,
no por ello hay
que martirizarlas
y al gólgota
llevarlas.


Sólo algunas
rebeldes y proscritas
son tan malignas
como la tsé-tsé
africana,
que nos enferma
y pone a dormir
como bobos
desquiciados.


Útiles
en su sustento
son para
campesinos
y labriegos,
quienes la utilizan
en la polinización
de girasoles,
coles, nabos,
berros y otros
exquisitos
vegetales.


Rico
y apetitoso
manjar
que mantiene
la existencia
y cadena
alimenticia
de pájaros,
polluelos,
pajarracos
y pequeños
roedores
que sin ellas
sucumbirían.


Juntas
a los escarabajos
excavadores
son los patólogos
de la vida animal
porque poco a poco,
sin afán o ansiedad,
acaban con cadáveres
de animales, humanos
y otras porquería
que el hombre
desparrama
sin control
ni medida
por doquier.


Transforman
la mierda
y vegetación
en descomposición
en abono
limpio y necesario
para cultivo
y milagro
de nueva vida.


Médicos
y científicos
las utilizan
en el control
biológico
porque parasitan
a las pobres
taquínidas
para acabar
con chinches
y sabandijas
dañinas a la salud
humana, animal
y vegetal.


Los humanos
son su equilibrio
ecológico
y proveedores
de materia prima,
como la basura,
manto fecal
y cadáveres,
y si toda
la inmundicia
del mundo
desapareciese
en un santiamén,
sería el Apocalipsis
de las moscas
porque sin mierda
no podrían vivir.
Después
de la hecatombe
final sólo una pocas
y aisladas colonias
en el África central,
en los confines
del Asia meridional
y las selvas vírgenes
de América del Sur,
podrían subsistir
porque sin humanos
no habría mierda
y sin mierda
desaparecería
el indómito
y fascinante
universo
de los nativos
de Moscolandia.


En su sindicato
siempre discuten
los pliegos conflictivos
de los humanos,
quienes las acusan
de transmitir
enfermedades
como el cólera,
la fiebre aftosa
y muchas
infecciones, pero
¿quién produce
la basura?...
¿Quiénes dejan
a la intemperie
cadáveres de vacas,
ovejas, perros,
gatos, gallinas,
caballos, humanos
y otro sin fin
de animales,
que son la causa
de esas y otras
enfermedades?
¡Ellos!… ¡Ellos!…
¡Ellos mismos son!
¡Ellos son
los que cagan
sin medida
ni control!


Los humanos
están tan aturdidos
por su codicia
y afán de conquista,
dinero y poder,
que no se dan
cuenta que son
los destructores
y depredadores
más puercos
del planeta
que los cobijó.


Tal como
nosotros,
también ellas
sueñan
en un mundo
mejor.
En un mundo
con menos
mierda que limpiar.
En un mundo
sin humanos,
a quienes
bien denominan
Príncipes
de la Destrucción
Indetenible.
Es su quimera,
su sueño
y su lejana
e imposible
fantasía.


Gracias
a su libre albedrío
y forma sana
de pensar,
vuelan
por doquier
y ese grácil
vuelo
angelical
ni chiflados
matemáticos
o científicos
medios locos
lo han
podido imitar.


Con sus ojos
celestiales
miran pá arriba,
pá bajo y de lado
al mismo tiempo
y cuando la luz
se refracta en ellos
un arco iris
de colores
proyectan
en un atisbo
sideral.


No hay
en la Tierra
insecto
o animalito
más audaz
y con una
defensa
tan perfecta,
que aunque
coman mierda
nadie las ha
podido emular.
¡Dios así lo quiso
y Dios siempre
las protegerá!


El pintor, poeta y escritor Diego Fortunato en la Torre de Pisa,
 al lado de la Fuente de los Querubines.

domingo, 20 de marzo de 2011

LOS CUSTODIOS DE LAS ESCRITURAS PERDIDAS

Los custodios de las escrituras perdidas (1990)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre cartón 66 x 48 cm



NO SE ME OCURRE NADA


Mi mente fragua
en el destierro
de las ideas.


Corro y lucho.
No hay sentido.
El tiempo se acaba,
busca su partida.


La mente batalla.
El cuerpo plañe.
Las horas risueñas
buscan la noche.


No hay tiempo.
No se me ocurre nada.
Montado en el lomo
de una blanca gaviotas
surco los aires
y aprecio la vida.
La vivida, la nueva
y la que se va.


Nada ha cambiado.
Es el mismo carrusel
que arropa los sentidos
y el alma de los nacidos
en tierra noble
y ahora corrompida.


No se me ocurre nada.
Sólo lanzar un beso
de amor a los que han
partido y a los que esperan
en la fila donde yo me he metido.

El pintor y escritor Diego Fortunato con la ex miss y animadora
 Michelle Badillo y su amigo el peridista Diego Montaldo Pérez durante
 el party de una elección de Miss Venezuela.

viernes, 11 de marzo de 2011

DEL CONTINENTE OLVIDADO POR DIOS

Del continente olvidado por Dios (1989)
Pintor Diego Fortunato
 Acrílico sobre tela 150 x 100 cm.
 Colección Privada GUILLERMO (Fantástico) GONZÁLEZ

ESTO ES LO QUE SOY

         (EL HOMBRE)


Yo soy el Pegaso que cabalga en el cielo,
el unicornio, el arcángel, la estatua de mármol blanco,
el caballero andante, el espadachín justiciero.
Soy el indómito pirata de los mares, soy Zeus y el Olimpo.
Yo soy todo y nada. Yo soy el todo y la nada.
El ahora, el pasado, presente y futuro.
Soy la roca pensante y el guijarro que se desprende de ella.
El polen de una margarita, su hoja y su pétalo.
Soy la manzana y la pera y el hombre que se la come.
Soy la gota de agua y el mar profundo.
Soy la puerta que toco y su ruido también.
Soy el viento y su susurro.
Soy la Tierra y el ser que vive en ella.
Soy el espacio y el tiempo y la molécula que ata sus pensamientos.
Soy la mente y la materia. La energía y la nada.
Soy polvo de estrella y galaxia infinita. Soy finito e infinito a la vez.
Soy el silencio y su murmullo en el sueño.
Soy el esclavo y el liberto.
Soy el mundo sin serlo aunque el mundo soy yo.
Soy el alba y el ocaso.
Las nubes, el huracán y prado salvaje al mismo instante.
Soy el olor de una rosa y su fragancia de amor.
Soy amor y odio sin ser ni lo uno ni lo otro.
Soy la tierra que piso y su misterio también.
Soy el éxito y el fracaso. El joven y el viejo en un solo ser.
El bien y el mal y, sobre todo, sus consecuencias.
Soy pisada y pie en su propia huella.
Soy luz y oscuridad y la niebla que se interpone entre ellas.
Soy el dolor y la felicidad.
Soy cuerpo y espíritu y la magia que los une.
Soy el pensador y la palabra pensada.
Soy el papel y la escritura. Soy lo primero y lo último.
Soy la leyenda, el mito y la historia.
Soy la vida que cabalga sobre nubes de muerte.
Soy la enfermedad y la inteligencia que la cura.
Soy el pescador y el pez que cae en su red.
Soy el alma que vaga en la dimensión de los olvidados
y, no obstante, soy presencia.
Soy el pintor y su paisaje atrapado en el lienzo.
Soy parte de la conciencia infinita de mi propio ser
y, al mismo tiempo, soy el ser.
En fin, soy el todo y la nada, porque de la nada vine y a la nada voy.




En la vigilia de un sueño.
Dedicado a Deepak Chopra
por su magnífica interpretación
del pensamiento humano,
expuesto en su revelador libro
La curación cuántica.

El pintor Diego Fortunato en una pequeña explana de olivares Vinci (Italia), tierra natal de genio inmortal Leonardo Da Vinci.
 

martes, 8 de marzo de 2011

LLEGARÁ EL MOMENTO






La lánguida Catherine (1989)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 122 x76.5 cm.
  Serie MUJERES DE PIEL DE SOMBRA
Colección Privada familia Tinoco.


LLEGARÁ EL MOMENTO

Llegará el momento
de no más colores,
de no más sentimientos
de no ver o ambicionar nada.
De no apreciar la hermosa
naturaleza y sus flores
de sueños primaverales.
De no escuchar el dulce
canto de las aves
y deleitarse con el azul del cielo.
De no ver sus traviesas nubes
de terso y blanco algodón
que bailan al son del viento
con sus ecos y sonidos.


Llegará el momento
en que el momento
huye en un soplo.
En el que el amor
se nubla y las ideas
son polvo sin vida.


Llegará el momento
en que nuestras ilusiones,
angustias y tristezas
dejarán la vida.


Llegará el momento
en que las hermosas alegrías,
las del canto y la risa,
las batallas y las metas trazadas,
abandonaran la dicha
mortal para convertirse
en leyenda en el tiempo.


Llegará el momento
en que volveremos
a ser libres, humanos,
etéreos, sin pensamientos
y realmente felices.


Llegará el momento
en que la muerte nos abrace
y gustosos correremos
a sus brazos de vida.


Llegará el momento del no más.
Llegará el momento de la eternidad
y la dulce paz infinita.

Diego Fortunato, pintor, poeta, ensayista,
 novelista, jodedor irreverente, incurable romántico
 y pensador universal en la afueras
 del Palazzo donde nació Dante (Florencia, Italia).


miércoles, 2 de marzo de 2011

ESCRIBO

Autoretrato en la oscuridad (1991)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 60 x 40 cm.
Colección Privada

ESCRIBO


Soy pensamiento
sin piel ni ideas.
Apenas balbuceo,
sin embargo veo una luz,
lejana, más allá
de las cosas ciertas.
Sólo miro y no entiendo.
Las palabras hablan.
Otras vuelan, y las demás,
las distantes, bailan
y escriben sobre el mar.
Son letras color de vino,
rojas como la sangre
y tan relucientes como el rubí.
Son ideas que vuelan…
Detrás de ellas un pensamiento
que las amarra y seduce.
El vientre del abecedario
se hincha con fatiga.
Algo nuevo está por nacer.
Quizás un nudo se desatará.
Quizás una palabra o un sentimiento.
Tal vez un deseo,
o un no sé qué que nos lleve
al amor… Quizás, sólo será un quizás
desconocido que nos conduzca al olvido.
A la nada… Al amor…
Al intangible quizás
que nadie puede ver ni atrapar.


El pintor Diego Fortunato
 y su hija Viviana en Verona (Italia),
 tierra de Romeo y Julieta.