miércoles, 17 de diciembre de 2014

CONO DE VAINILLA Y LIMÓN

El títere
Autor: Diego Fortunato
Técnica: Acrílico sobre tela
Medidas: 91 x 61 cm.-
Año: 1991
COLECCIÓN PRIVADA

CONO DE VAINILLA Y LIMÓN

Dicen que eres retrogrado
porque ruedas al revés,
pero ¿quién ha dicho
que el derecho
es el derecho y no al revés?
¿Por qué el revés no puede
ser al derecho y el derecho al revés?
Todo es cuestión de semántica
y a través del cristal
por el que se le mire,
si es que se mira derecho.
Además, qué importa
cómo ruedas si eres
realmente tan grande,
hermoso y fascinante,
que te bautizaron
como Urano, en honor
al dios griego de los cielos,
padre de Crono,
al que le decían Saturno.
Eres el séptimo
de la dinastía solar,
pero tan monumental
y orondo que cuando
te veo desde aquí,
se me hace agua la boca
porque por tu color y textura
te asemejas tanto a una bola
de helado de vainilla y limón,
mi preferido, que me encantaría
devorarte en un tris, o sea
en milésimas de segundos
aunque lograrlo lleve un mundo.
Y no es que sea un gordo
mofletudo y glotón,
sino que cuando te veo
en el cielo nocturno,
me pongo como moribundo,
porque no creo que eres
un planeta, sino el Edén
de los Helados de Mantecado.

A veces me pongo triste y ansioso
porque sólo Ariel, Umbriel, Titania,
Oberón y Miranda, como satélites
a tu lado pueden disfrutar
de los sabores que has dado
y eso no es justo ni correcto.
Y lo que hablo no es dialecto
orbital, mucho menos americano.
Tampoco me he fumado un pucho
malsano ni birra he tomado,
lo único que hago es mirarte
por el telescopio de mi amiga
Antonieta que está muy furiosa
conmigo porque en vez de bajarle
la pantaletas estoy embelesado
viéndote a través de le lente convexa.
Por ahora te dejó.
Será hasta mañana cuando
te vuelva a admirar.
No quería dejarte todavía,
pero el campo magnético
del triángulo perfecto que tiene
mi amiga entre las dos piernas
es tan cautivador y poderoso,
que no puedo resistir la tentación
de dejarme absorber cual coloso
hasta el infinito de sus entrañas
ardientes como sol de primavera.

La poesía CONO DE VAINILLA Y LIMÓN forma parte del poemario EL VUELO, que su autor, Diego Fortunato, dedicó al infinito universo.