martes, 8 de marzo de 2011

LLEGARÁ EL MOMENTO






La lánguida Catherine (1989)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 122 x76.5 cm.
  Serie MUJERES DE PIEL DE SOMBRA
Colección Privada familia Tinoco.


LLEGARÁ EL MOMENTO

Llegará el momento
de no más colores,
de no más sentimientos
de no ver o ambicionar nada.
De no apreciar la hermosa
naturaleza y sus flores
de sueños primaverales.
De no escuchar el dulce
canto de las aves
y deleitarse con el azul del cielo.
De no ver sus traviesas nubes
de terso y blanco algodón
que bailan al son del viento
con sus ecos y sonidos.


Llegará el momento
en que el momento
huye en un soplo.
En el que el amor
se nubla y las ideas
son polvo sin vida.


Llegará el momento
en que nuestras ilusiones,
angustias y tristezas
dejarán la vida.


Llegará el momento
en que las hermosas alegrías,
las del canto y la risa,
las batallas y las metas trazadas,
abandonaran la dicha
mortal para convertirse
en leyenda en el tiempo.


Llegará el momento
en que volveremos
a ser libres, humanos,
etéreos, sin pensamientos
y realmente felices.


Llegará el momento
en que la muerte nos abrace
y gustosos correremos
a sus brazos de vida.


Llegará el momento del no más.
Llegará el momento de la eternidad
y la dulce paz infinita.

Diego Fortunato, pintor, poeta, ensayista,
 novelista, jodedor irreverente, incurable romántico
 y pensador universal en la afueras
 del Palazzo donde nació Dante (Florencia, Italia).


miércoles, 2 de marzo de 2011

ESCRIBO

Autoretrato en la oscuridad (1991)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 60 x 40 cm.
Colección Privada

ESCRIBO


Soy pensamiento
sin piel ni ideas.
Apenas balbuceo,
sin embargo veo una luz,
lejana, más allá
de las cosas ciertas.
Sólo miro y no entiendo.
Las palabras hablan.
Otras vuelan, y las demás,
las distantes, bailan
y escriben sobre el mar.
Son letras color de vino,
rojas como la sangre
y tan relucientes como el rubí.
Son ideas que vuelan…
Detrás de ellas un pensamiento
que las amarra y seduce.
El vientre del abecedario
se hincha con fatiga.
Algo nuevo está por nacer.
Quizás un nudo se desatará.
Quizás una palabra o un sentimiento.
Tal vez un deseo,
o un no sé qué que nos lleve
al amor… Quizás, sólo será un quizás
desconocido que nos conduzca al olvido.
A la nada… Al amor…
Al intangible quizás
que nadie puede ver ni atrapar.


El pintor Diego Fortunato
 y su hija Viviana en Verona (Italia),
 tierra de Romeo y Julieta.

jueves, 24 de febrero de 2011

...y delante del trono cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás

...y delante del trono cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. -Apocalipsis cap. 4 ver. 6, 7 y 8-. (1989)
Pintor Diego Fortunato
Acrílco sobre cartulina 66 x 48 cm.
Serie APOCALIPSIS


¿?

Dónde está el cielo
Dónde la tierra
Dónde los ángeles
Dónde los santos
Dónde el infierno
Dónde el Diablo.
Dónde las dudas
que cabalgan
en las sienes del tiempo.
Dónde los miedos
que nos limitan.
Dónde la risa
que nunca excita.
Dónde la felicidad
que siempre se marchita.
Dónde están los hombres
Dónde las mujeres
Dónde está la verdad
Dónde la mentira
Dónde está el todo
que no existe.
Dónde la luz
y el tiempo
que se disipa.
Dónde está el sueño
que no se realiza.
Dónde está el tormento
que nos agobia.
Dónde está el ser,
ese que vive
y no quiere morir.
Dónde los hombres
que no saben qué son.
Dónde el dónde
que no sabe dónde ir.
¿Dónde ir si todo
es un dónde sin fin?


Diego Fortunato en Vinci(donde nació Leonardo), en un pequeño bosquecito de tiernos olivares. (Italia, 2005)
 


domingo, 13 de febrero de 2011

SI FUESE UN INSTANTE

La gota que emerge (2003)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 150 x 100 cm.
Serie HORIZONTES PERIDOS


SI FUESE UN INSTANTE



Si fuese un instante
dibujaría un mundo mejor,
lleno de alegría y paz
donde las golondrinas
cantarían un himno al amor
inmaculado de los tiempos.


Si fuese un instante
cincelaría en el espacio infinito
la estatua de la bondad eterna
sobre pétalos de rosa
y océanos de miel.


Si fuese un instante
cabalgaría sobre corceles
de vida para derrotar
al hambre que como peste
maldita mutila la vida.


Si fuese un instante
con lágrimas de júbilo
besaría a mi prójimo
bendito por ser parte
de la vida mía.


Si fuese un instante
rogaría a los cielos
por la armonía y la amistad
de todos los seres
del universo inmortal.


Si fuese un instante
tejería sueños de libertad
sobre montes y praderas
en lagos y ríos
para que en toda la tierra
germine sueños de hermandad.


Si fuese un instante,
si ese instante fuese ya,
abrazaría a toda la humanidad
y le susurraría al oído
“¡Te amo por existir,
tanto como Dios
nos ama a todos por vivir!

El pintor, escritor y poeta Diego Fortunato con cuatro de su cinco hijos durante el bautizo de su novela La Conexión. Ellos son Viviana, Deborah, Danierla y Diego Odín.  Sólo falta Cristhian, el pequeñín de la familia.

domingo, 6 de febrero de 2011

Mi bailarina y los grandes viajeros de Carlo Maria Mariani

Mi bailarina y los grandes viajeros de Carlo Maria Mariani (1987) 
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 150 x 100 cm.
Colección Privada familia Mecia.




SI FUESE UN INSTANTE


Si fuese un instante
dibujaría un mundo mejor,
lleno de alegría y paz
donde las golondrinas
cantarían un himno al amor
inmaculado de los tiempos.


Si fuese un instante
cincelaría en el espacio infinito
la estatua de la bondad eterna
sobre pétalos de rosa
y océanos de miel.


Si fuese un instante
cabalgaría sobre corceles
de vida para derrotar
al hambre que como peste
maldita mutila la vida.


Si fuese un instante
con lágrimas de júbilo
besaría a mi prójimo
bendito por ser parte
de la vida mía.


Si fuese un instante
rogaría a los cielos
por la armonía y la amistad
de todos los seres
del universo inmortal.


Si fuese un instante
tejería sueños de libertad
sobre montes y praderas
en lagos y ríos
para que en toda la tierra
germine sueños de hermandad.


Si fuese un instante,
si ese instante fuese ya,
abrazaría a toda la humanidad
y le susurraría al oído
¡Te amo por existir

tanto como Dios
nos ama a todos por vivir!

El pintor Diego Fortunato en el Lago Garda. De fondo se puede ver
el Castillo Scaligero Fortunato (Sirmione, Italia).

martes, 25 de enero de 2011

AFERRADA A LA SOLEDAD


Aferrada a la soledad (1998)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 120 x 90 cm.
Serie HORIZONTES PERDIDOS
Colección Privada familia Nocerino 



PEREGRINO


¡Rosas!... El canto del cristofué se aleja.
Jazmines perfuman el cielo con su olor de llanto.
La brisa acaricia el aire callado y perenne.
Las grullas vagan a su suerte…, hacia la alegría.

¡Callo!... El ruido de la mente opaca el alma.
Siento las olas batir en mis sienes blancas.
El océano abarca la mar de los pensamientos.
Nado en el universo de la nada…Voy más allá...
Soy peregrino del tiempo… Viajante de la nada.
Un vagabundo errante… Caminante silencioso…
¡Soñador de sueños!… ¡Encantador de ilusiones!...


El pintor y escritor Diego Fortunato con sus hijos
 Cristhian Fortunato y Deborah Alejandra Fortunato. 
(En Caracas, Venezuela, hace tres años atrás).



EL POEMARIO ESTÁ DISPONIBLE
 EN  FORMATO ePUB  EN Bubok.es

jueves, 20 de enero de 2011

LA AMANTE DE VINCENT VAN GOGH

La amante de Vincent Van Gogh (2003)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 150 x 100 cm.
Serie VITRALES VIRTUALES


LA CARTA



Quiero escribir una carta
pero no sé a quién dirigirla.
No tengo nadie que la espere
ni una dirección donde enviarla.
De todas maneras la escribiré.
La remitiré a mi corazón,
que sí escucha y leer sabe.
Querido amigo:
  Primero que nada, mis mejores
deseos para sigas así, sano y fuerte
y pleno de dicha, salud y felicidad,
el cual hago extensivo a todos
tus amigos y familiares
que te circundan y siempre alientan
para que nunca te detengas
y continúes en la dura batalla
hasta que el Altísimo disponga.
Sé que he sido injusto contigo.
Que te debía estas líneas
desde hace bastante tiempo.
Que te he reclamado cosas sin razón.
Te suplico perdones mi desacierto.
Que olvides todos esos malos ratos
que te he hecho pasar sin recato.
La vida, y tú lo sabes mejor que yo,
me ha dado duros golpes y aflicciones.
No sé si con justicia o no.
   Lo sé. Eso no justifica mi proceder.
Tantas penas te he endosado
y tantos desconsuelos incensarios
que fue como clavarte un dardo.
Porque, al fin y al cabo, no tenías culpa de nada.
Perdona por tanto dolor, tanto sufrimiento,
que te infligí en mí alocado ir y venir.
¡Qué buen amigo eres!...
¡Qué fiel y manso compañero!
Tú sabes que todo lo acepto
y que de nada me arrepiento,
aunque el destino, puerco e infame,
me encajó el pecado de haber
nacido en un mundo ruin y malvado.
Nunca quise dañarte, ¡válgame Dios!,
porque te amo tanto como a mí mismo,
ya que eres bueno, sano y prudente.
Los deslices de mi vida sentimental
los soportaste con heroísmo colosal.
Te lo agradezco infinitamente
y nunca lo apartaré de mi mente.
Así como el amor que le brindaste
a mis hijos, a los cuales tenías como tuyos.
Tanta ternura, tanto cariño diste
que me hiciste sentir mucho orgullo.
Y a mí madre, ¡cuántas caricias
y embelesos dabas cuando la mirabas
en lo profundo de su ojos vivaces y alegres!
¿Te acuerdas cuando yo era feliz
el gozo que me ofrecías en cada
salto del día y en las noches de armonía?
¡Qué hermoso era sentirte latir cerca de mí,
amar conmigo y ser amado por ti!
Me enseñaste tantas cosas que no sé
por dónde empezar ni como describirlas.
A ti te debo todo el amor que pude dar,
los sentimientos y las pasiones,
pero lo que más te agradezco es ese don
divino, esa huella indeleble,
que sembraste en mí alma arrogante
al mostrarme al Dios de las alturas
que me apartó del camino errante.
¡Qué dicha!... ¡Qué misericordia, la tuya!
Recuerdas cuando niño cómo jugabas
conmigo, cómo tejíamos los sueños
con cándida inocencia y amor celeste,
porque decías que el amor era azul,
como el azul del cielo, nido de ángeles,
querubines, santos y vírgenes divinas.
¿Y mis lágrimas?... ¡Cuántas lágrimas!
¿Recuerdas lo qué me decías
para contenerlas. ¿Sí?... ¡Qué bueno!
Yo también lo recuerdo y nunca lo olvidaré:
“Perdónalos… ¡Perdónalos, que no saben…!”,
señalabas en susurro que sólo yo escuchaba.
Tú me enseñaste ese sortilegio maravilloso,
ese don mágico que concede el perdón.
Esa liberación divina que purifica
y dignifica a quien concede y recibe.
¡Qué maravilloso eres!... ¡Único en verdad!
¡Qué mal te traté durante mis despechos,
mis mal de amores y mis locas carreras
al despeñadero de las angustias plañideras!
¡Qué inquietud y turbación te trasmití
y cuántos desvelos por mí dolor!
¿Te acuerdas de Luisa?... ¡Claro, cómo
no te vas a acordar!… ¡Qué sentimientos
tenía! Y esa mirada de virgen encantada
era todo un poema para enamorados.
Y de Trina e Isabel y las otras, ¿recuerdas?
¡Qué hermoso es amar más que el amor!
¡Qué contento te sentías en esos día!...
Bueno, no fueron días sino años,
tan plenos de felicidad que los dos,
tomados de la mano y con el regocijo
pincelado en nuestros ojos claros,
cantábamos por la calles de la ciudad
tantos vivas y tonadillas al amor
que teníamos a todos hasta la coronilla.
Bueno, son cosas del pasado, lo sé.
El presente no es tan maravilloso
en esas cuestiones. Tendrá sus razones.
Lo importante es que estás a mi lado,
fiel e inseparable amigo de luchas
y batallas, alegría y desdichas y nunca,
siquiera en pensamientos, pensaste,
y valga la redundancia, meterme
en una ambulancia y dejarme
con una lisonja en el abandono.
Siempre a mí lado, como un guerrero
de los tiempos pasados y presentes.
Siempre has estado ahí, vigilante,
para que ningún espía errante penetre
las barreras que nos mantiene rozagantes.
Te amo, querido amigo. Sigue así,
firme y decidido, porque los combates
todavía, y tú lo sabes, no han concluido...
Entre vendavales y tempestades,
derrotaremos a los furiosos huracanes
y sobre lava de volcanes marcharemos
siempre juntos hasta llegar al reino
venerable de las ideas puras y benditas
porque todavía queda mucha tela sin cortar.
   Bueno, me despido, no sin antes desearte
muy cariñosamente que sigas lúcido y valiente,
sin interrumpir tu ritmo y galope, no importa
si la cuesta es empinada y que por ahora
sólo podamos comer papas y ensaladas.


   Un fuerte abrazo amigo mío, extensivo a todos
los que te rodean, a esos valientes, que te ayudan
en el diario y vigoroso palpitar.


                               Cordialmente,


                                                    Tú tutor




P/D: Te amo doblemente.
Por lo que eres y por todo lo que me has enseñado.




El pintor y escritor Diego Fortunato estrecha la mano del recién fallecido presidente Carlos Andrés Pérez, gran demócrata y ejemplo e inspiración de generaciones de hombres libres, quien ejerció la Primera Magistratura de Venezuela en dos ocasiones.


domingo, 9 de enero de 2011

La intimidad

La intimidad (1989)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 150 x 100 cm.
Serie MUJERES DE PIEL DE SOMBRA
Colección Privada familia Delfino Kors.
PIEL

Es suave como el amor.
Terciopelo de las horas.
Son mis manos de piel,
las que tocan tú sed,
las que acarician
tus palabras de miel.


Es mí cuerpo…
Tú piel está en mí.
Ardiendo estamos
como volcanes
encontrados en el tiempo.


Golondrina perdida,
tus senos benditos,
con pezones de flecha
que apuntan en mí pecho
te dará el lecho
de una vida bendita
en el placer y el amor.


Es la piel,
sólo la piel,
su olor y condición,
a la que las mujeres
le dan amor y devoción…

Diego Fortunato, pintor, poeta,
 ensayista, novelista, jodedor irreverente
 y pensador universal, en Ponte Di Mezzo 
durante su estancia en Pisa (Italia).

domingo, 19 de diciembre de 2010

Autoretrato en la oscuridad




Autoretrato en la oscuridad (1993)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 80 x60 cm.
Coleccipon Privada del pintor


ESCUCHA EL DOLOR DEL MUNDO

Estuve en el principio del dolor,
donde la humanidad se desangra.
Donde la fe es negocio y burla,
imperio de conjuras
y capital sin cordura.
Estuve en el este y en el oeste,
en el norte y en el sur…
Con negros y blancos
y con hombres de ojos de alelí,
rasgados o rojos como el rubí.
En el Asia y en el África,
en Europa y América
y en las tierras lejanas,
y sólo encontré una religión…
¡La verdadera!... ¡La de los hombres!
¡La de los materialistas!
La de los seres que no creen en Dios,
mucho menos en Alá o Mahoma,
Buda, la Biblia o el Corán.
Que se burlan de la Tora de Moisés
y de las vírgenes y los santos,
así como de mí Espíritu Santo,
al igual que hacen con
Krishna y los devotos que lo siguen.
Tampoco en el Cristo que llevan
en sus cuellos como escapulario
cuando están en Wall Street
o en el burdel donde negocian
con maldad la vida de la humanidad.
Es la de los hombres
la religión que domina al mundo…
La más perniciosa y dañina,
la que con soberbia conduce
a guerras, muertes y al terror
por avaricia, prepotencia y ambición.
Y rezo:
Vivo, pero la violencia del hambre me tortura.
Vivo, pero el terrorismo aniquila mi alma.
Vivo, pero sollozo cuando crucifican a la compasión.
Vivo, pero la opresión y la maldad ofuscan mi ser.
Vivo, pero agonizo si no hay libertad ni expresión.
Vivo, pero, ¿dónde voy, si no puedo ser quien soy?
Vivo, pero me rebelo si no me dejan escribir.
Vivo, pero, ¿cómo puedo vivir sobre el dolor del mundo?
Vivo, porque soy un loco imposible.
Vivo, porque nací en este planeta chiflado.
Vivo, porque estoy enfermo de cordura.
Vivo, pero no puedo vivir si el hambre destruye a los míos.
Vivo, porque amo al amor y el amor todo lo puede.
Vivo, porque sin vida no podría escribir.
Vivo, para ser la conciencia de la humanidad.
Vivo, porque Dios es mi guía y yo su rebaño.

El pintor Diego Fortunato con su hija Deborah, la primogénita, cuando ambos todavía eran jóvenes.

diegofortunato2002@yahoo.es

jueves, 9 de diciembre de 2010

Caminando sobre los recuerdos

Caminando sobre los recuerdos (1996)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico s/tela 120 x 100 cm.
Serie HORIZONTES PERDIDOS
Colección Privada


POR QUÉ LLORAN LAS MARIPOSAS

Tirado en la ribera de la nada
pensaba en el atardecer
de la primavera, en los bosques
callados y siempre vivos
de la sabiduría silenciosa.


Escuchaba el riachuelo
de mi alma descorrer
hacia el eterno
soplo del viento.


Miraba embelesado
a los pájaros cantores
de fantasías de las ideas
que cabalgan en los sueños.


Miraba al mundo
girar en torno mío
pero no entendía
sus movimientos
ni el porqué de la vida.


Todo fluye. Nada es eterno.
Hasta la muerte es temporal,
como temporales son
las ideas y las ilusiones.


Me vi tirado
sobre una alfombra
de hierba viva
adornada por flores
de tantos colores
que el mismísimo arco iris
las hubiese envidiado
si ese vil defecto
albergase su juego golondrino.


Estaba tan feliz
que hasta la dicha
susurraba su alegría
en el eco de las montañas.


De pronto vi una,
después otra,
más adelante a millones
de hermosas mariposas
de múltiples colores, forma
y manera de danzar al viento.


Una muy pequeña,
de tiernas y agraciadas
alas color azul cobalto
ribeteadas de perfumado
listón blanco, dejaba
dejaba descorrer una lágrima
por su inocente mejilla.


No pude permanecer más tiempo
tendido en la hierba viva.
Me incorporé, fui hacia
ella y curioso le pregunté:
¿por qué lloras mariposa?


Levantó su rostro
y con la lágrima
aún rodando hacia
la inmensidad intangible,
me dijo: Por el mundo…
Por ustedes…
Y por qué la interrumpí
en su sollozo interior sin
dejarla concluir.
Porque navegan hacia el fin
y siquiera se han dado cuenta.


Me recosté junto a ella
y me puse a pensar a su lado
mientras una gran lágrima
también bañaba el rostro mío.


Con mi primo Lucio Antonietti y su maravillosa
 esposa Maura cerca de un árbol de delicioso caquis
que está la parte trasera de su casa
en Villa Penne.(Pescara, Italia).
 

lunes, 15 de noviembre de 2010

La desesperanza


La desesperanza (1989)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 122 x 76 .5 cm.
Serie MUJERES DE PIEL DE SOMBRA
Colección Privada.




¡QUÉ DIFÍCIL!



No lo parece tanto.
Porque si la verdad
es difícil, más difícil
es la mentira como tal.


Para sostener una mentira
se necesita habilidad y sangre fría.
Don de muerte y el ciego espíritu
de falsificar el propio destino.


Es entregar al alma al delito,
a la ciega desconfianza
que siempre te persigue y daña.
La mentira es veneno amargo
que te mantiene en un letargo.
La verdad es todo lo contrario,
porque no danza en el calvario.


A la verdad todos, allá arriba,
donde están Dios y sus legendarios,
la esperan con fervor
porque quieren con ella hacer
el nuevo calendario de la vida.


La verdad es la luz,
cielo acariciante,
el camino del peregrino,
del hombre de piel frondosa,
el que abraza el horizonte
de las letras para construir
las palabras y su sentido.


La verdad y la mentira
llegaron al ruedo un día.
Sólo un toro, miura bendito,
estuvo entre ellos y la cornada mortal.
No importaron las chiquelinas,
ni las girondinas, porque la fatal
estocada tocó el fondo del mal
que en desangre interno
vomitó toda la perversa y cobarde
tortura del encierro cruel y salvaje.
Era de noble casta
pero la curia, los sefarditas,
y los enfermos sacerdotes,
le dieron su bendición al hombre
y se llevaron en mortal impulso
al valiente y noble animal.

¿Triunfó la verdad o la mentira?
Mi juicio está bien formado,
pero si dudan, ¡hay hermano!


Ahora veo,
con espacio y entretejas,
que lo mejor era haber
estado con una vieja,
y no haberme metido
en esta berenjena tan profunda
que no parece tener final.
Lo importante, y así lo creo,
es que al fin puedo hablar,
sin que hablen primero
los Alcaldes de mi pueblo.


Estoy borracho y loco,
como dice una canción de moda,
pero no voy a concluir
sin antes maldecir a la mentira,
porque la verdad me regresó a la vida.
Sólo hay una verdad:
¡la mentira es parte de la vida,
pero enemiga de la verdad!
Al fin y al cabo, la mentira
se convierte en miel diabólica
y corre loca a los confines de Satán
y la verdad, en su inocencia,
no comprende porqué la mentira
se fugó y la dejó sola en esta lucha infernal.


¡La verdad está huérfana de vida!
¡Rescátala!... ¡Rescátenla, por favor!
¡Reconquístenla a la vida y al amor!...
¡No hay nada más bello que la verdad!


 
  En un día neblinoso, el pintor Diego Fortunato en el Lago de Garda, laguna alpina de origen glacial. (Entre Brescia y Verona, Italia).