viernes, 1 de abril de 2011

TIEMPO DE AMAR

Tiempo de amar (1989)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 122 x76.5 cm.
SERIE MUJERES DE PIEL DE SOMBRA
Colección privada familia Nigro.



CÓMO DECIRLO


Cómo decir
que te amo
más allá
de las cosas
infinitas.
Que tú sólo
suspiro
enciende
mi alma
en fuego
de lava bendita.


El perfume
que adorna
tu piel venerada
cabalga
sobre río
apasionado
en noches
de sueños
dulces
y encantados.


Cómo decirte
lo tanto que te amo
si al verte sólo
balbuceo palabras
sin sentido.


Cómo quisiera
robarle un beso
a tus labios dorados
para morir loco
y muy embrujado.

Eres mi súplica
sagrada.
La que surca
el universo
más allá del todo
y la nada
y jamás podría vivir
sin sentir tú latir
en mis sienes
ardientes.


Tus ojos de miel
plenos de de vida
es luz que alumbra
con alegría la vida.


Olvidarte
jamás podría
sin antes no sentir
la humedad
de tu cuerpo
fundirse en el mío.


¡Cómo decirlo!
Eres el todo
y la nada.
El universo
y el cielo azul.
La tormenta
y la calma.
El fuego y el frío.
El aire y su armonía.
El amor y la pasión.
El aliento de vida
porque sin ti la vida
nada sería…


¡Cómo decirlo!…
Cómo encontrar
palabras eternas
para decir que te amo
hasta más allá
de las cosas infinitas.
El pintor, poeta y escritor Diego Fortunato en las ruinas
 grecoromanas de Tindari (Sicilia,Italia).
El artista en los predios de la Finca Betania, (Estado Miranda, Venezuela) 
 donde apareció la Virgen María y lugar de veneración
de miles de fieles y peregrinos.


viernes, 25 de marzo de 2011

LOS TRANSEÚNTES

Los transeúntes  (1986)
Pintor Diego Fortunato
 Acrílico sobre tela 122 x 76.5 cm
Colección Privada Miguel Ángel Capriles (+padre).


MIELES DE MOSCA



Seduce
el encanto
de mis ojos
verlas
volar libres
y risueñas
sobre el infinito
cielo y la tierra
que las vio nacer.


En la indómita
llanura, bosques,
desiertos, mares
y montañas,
así como
en las salvajes
selvas y florestas.


Son hermanas
benditas
de la naturaleza
divina y eterna.
Obreras
incansables
enviadas
por el Creador
para ayudar
al hombre
en la limpieza
y cuidado
del orbe que lo
engendró.


Muchos
las maldicen
porque no saben
que son tan
trabajadoras
como las hormigas
y que sin ellas
estuviésemos
llenos de mierda
y podredumbre.


Aunque les guste
saborear las mieles
de la mierda,
no tanto porque
son cochinas
sino porque
les gusta
en demasía,
no por ello hay
que martirizarlas
y al gólgota
llevarlas.


Sólo algunas
rebeldes y proscritas
son tan malignas
como la tsé-tsé
africana,
que nos enferma
y pone a dormir
como bobos
desquiciados.


Útiles
en su sustento
son para
campesinos
y labriegos,
quienes la utilizan
en la polinización
de girasoles,
coles, nabos,
berros y otros
exquisitos
vegetales.


Rico
y apetitoso
manjar
que mantiene
la existencia
y cadena
alimenticia
de pájaros,
polluelos,
pajarracos
y pequeños
roedores
que sin ellas
sucumbirían.


Juntas
a los escarabajos
excavadores
son los patólogos
de la vida animal
porque poco a poco,
sin afán o ansiedad,
acaban con cadáveres
de animales, humanos
y otras porquería
que el hombre
desparrama
sin control
ni medida
por doquier.


Transforman
la mierda
y vegetación
en descomposición
en abono
limpio y necesario
para cultivo
y milagro
de nueva vida.


Médicos
y científicos
las utilizan
en el control
biológico
porque parasitan
a las pobres
taquínidas
para acabar
con chinches
y sabandijas
dañinas a la salud
humana, animal
y vegetal.


Los humanos
son su equilibrio
ecológico
y proveedores
de materia prima,
como la basura,
manto fecal
y cadáveres,
y si toda
la inmundicia
del mundo
desapareciese
en un santiamén,
sería el Apocalipsis
de las moscas
porque sin mierda
no podrían vivir.
Después
de la hecatombe
final sólo una pocas
y aisladas colonias
en el África central,
en los confines
del Asia meridional
y las selvas vírgenes
de América del Sur,
podrían subsistir
porque sin humanos
no habría mierda
y sin mierda
desaparecería
el indómito
y fascinante
universo
de los nativos
de Moscolandia.


En su sindicato
siempre discuten
los pliegos conflictivos
de los humanos,
quienes las acusan
de transmitir
enfermedades
como el cólera,
la fiebre aftosa
y muchas
infecciones, pero
¿quién produce
la basura?...
¿Quiénes dejan
a la intemperie
cadáveres de vacas,
ovejas, perros,
gatos, gallinas,
caballos, humanos
y otro sin fin
de animales,
que son la causa
de esas y otras
enfermedades?
¡Ellos!… ¡Ellos!…
¡Ellos mismos son!
¡Ellos son
los que cagan
sin medida
ni control!


Los humanos
están tan aturdidos
por su codicia
y afán de conquista,
dinero y poder,
que no se dan
cuenta que son
los destructores
y depredadores
más puercos
del planeta
que los cobijó.


Tal como
nosotros,
también ellas
sueñan
en un mundo
mejor.
En un mundo
con menos
mierda que limpiar.
En un mundo
sin humanos,
a quienes
bien denominan
Príncipes
de la Destrucción
Indetenible.
Es su quimera,
su sueño
y su lejana
e imposible
fantasía.


Gracias
a su libre albedrío
y forma sana
de pensar,
vuelan
por doquier
y ese grácil
vuelo
angelical
ni chiflados
matemáticos
o científicos
medios locos
lo han
podido imitar.


Con sus ojos
celestiales
miran pá arriba,
pá bajo y de lado
al mismo tiempo
y cuando la luz
se refracta en ellos
un arco iris
de colores
proyectan
en un atisbo
sideral.


No hay
en la Tierra
insecto
o animalito
más audaz
y con una
defensa
tan perfecta,
que aunque
coman mierda
nadie las ha
podido emular.
¡Dios así lo quiso
y Dios siempre
las protegerá!


El pintor, poeta y escritor Diego Fortunato en la Torre de Pisa,
 al lado de la Fuente de los Querubines.

domingo, 20 de marzo de 2011

LOS CUSTODIOS DE LAS ESCRITURAS PERDIDAS

Los custodios de las escrituras perdidas (1990)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre cartón 66 x 48 cm



NO SE ME OCURRE NADA


Mi mente fragua
en el destierro
de las ideas.


Corro y lucho.
No hay sentido.
El tiempo se acaba,
busca su partida.


La mente batalla.
El cuerpo plañe.
Las horas risueñas
buscan la noche.


No hay tiempo.
No se me ocurre nada.
Montado en el lomo
de una blanca gaviotas
surco los aires
y aprecio la vida.
La vivida, la nueva
y la que se va.


Nada ha cambiado.
Es el mismo carrusel
que arropa los sentidos
y el alma de los nacidos
en tierra noble
y ahora corrompida.


No se me ocurre nada.
Sólo lanzar un beso
de amor a los que han
partido y a los que esperan
en la fila donde yo me he metido.

El pintor y escritor Diego Fortunato con la ex miss y animadora
 Michelle Badillo y su amigo el peridista Diego Montaldo Pérez durante
 el party de una elección de Miss Venezuela.

viernes, 11 de marzo de 2011

DEL CONTINENTE OLVIDADO POR DIOS

Del continente olvidado por Dios (1989)
Pintor Diego Fortunato
 Acrílico sobre tela 150 x 100 cm.
 Colección Privada GUILLERMO (Fantástico) GONZÁLEZ

ESTO ES LO QUE SOY

         (EL HOMBRE)


Yo soy el Pegaso que cabalga en el cielo,
el unicornio, el arcángel, la estatua de mármol blanco,
el caballero andante, el espadachín justiciero.
Soy el indómito pirata de los mares, soy Zeus y el Olimpo.
Yo soy todo y nada. Yo soy el todo y la nada.
El ahora, el pasado, presente y futuro.
Soy la roca pensante y el guijarro que se desprende de ella.
El polen de una margarita, su hoja y su pétalo.
Soy la manzana y la pera y el hombre que se la come.
Soy la gota de agua y el mar profundo.
Soy la puerta que toco y su ruido también.
Soy el viento y su susurro.
Soy la Tierra y el ser que vive en ella.
Soy el espacio y el tiempo y la molécula que ata sus pensamientos.
Soy la mente y la materia. La energía y la nada.
Soy polvo de estrella y galaxia infinita. Soy finito e infinito a la vez.
Soy el silencio y su murmullo en el sueño.
Soy el esclavo y el liberto.
Soy el mundo sin serlo aunque el mundo soy yo.
Soy el alba y el ocaso.
Las nubes, el huracán y prado salvaje al mismo instante.
Soy el olor de una rosa y su fragancia de amor.
Soy amor y odio sin ser ni lo uno ni lo otro.
Soy la tierra que piso y su misterio también.
Soy el éxito y el fracaso. El joven y el viejo en un solo ser.
El bien y el mal y, sobre todo, sus consecuencias.
Soy pisada y pie en su propia huella.
Soy luz y oscuridad y la niebla que se interpone entre ellas.
Soy el dolor y la felicidad.
Soy cuerpo y espíritu y la magia que los une.
Soy el pensador y la palabra pensada.
Soy el papel y la escritura. Soy lo primero y lo último.
Soy la leyenda, el mito y la historia.
Soy la vida que cabalga sobre nubes de muerte.
Soy la enfermedad y la inteligencia que la cura.
Soy el pescador y el pez que cae en su red.
Soy el alma que vaga en la dimensión de los olvidados
y, no obstante, soy presencia.
Soy el pintor y su paisaje atrapado en el lienzo.
Soy parte de la conciencia infinita de mi propio ser
y, al mismo tiempo, soy el ser.
En fin, soy el todo y la nada, porque de la nada vine y a la nada voy.




En la vigilia de un sueño.
Dedicado a Deepak Chopra
por su magnífica interpretación
del pensamiento humano,
expuesto en su revelador libro
La curación cuántica.

El pintor Diego Fortunato en una pequeña explana de olivares Vinci (Italia), tierra natal de genio inmortal Leonardo Da Vinci.
 

martes, 8 de marzo de 2011

LLEGARÁ EL MOMENTO






La lánguida Catherine (1989)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 122 x76.5 cm.
  Serie MUJERES DE PIEL DE SOMBRA
Colección Privada familia Tinoco.


LLEGARÁ EL MOMENTO

Llegará el momento
de no más colores,
de no más sentimientos
de no ver o ambicionar nada.
De no apreciar la hermosa
naturaleza y sus flores
de sueños primaverales.
De no escuchar el dulce
canto de las aves
y deleitarse con el azul del cielo.
De no ver sus traviesas nubes
de terso y blanco algodón
que bailan al son del viento
con sus ecos y sonidos.


Llegará el momento
en que el momento
huye en un soplo.
En el que el amor
se nubla y las ideas
son polvo sin vida.


Llegará el momento
en que nuestras ilusiones,
angustias y tristezas
dejarán la vida.


Llegará el momento
en que las hermosas alegrías,
las del canto y la risa,
las batallas y las metas trazadas,
abandonaran la dicha
mortal para convertirse
en leyenda en el tiempo.


Llegará el momento
en que volveremos
a ser libres, humanos,
etéreos, sin pensamientos
y realmente felices.


Llegará el momento
en que la muerte nos abrace
y gustosos correremos
a sus brazos de vida.


Llegará el momento del no más.
Llegará el momento de la eternidad
y la dulce paz infinita.

Diego Fortunato, pintor, poeta, ensayista,
 novelista, jodedor irreverente, incurable romántico
 y pensador universal en la afueras
 del Palazzo donde nació Dante (Florencia, Italia).


miércoles, 2 de marzo de 2011

ESCRIBO

Autoretrato en la oscuridad (1991)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 60 x 40 cm.
Colección Privada

ESCRIBO


Soy pensamiento
sin piel ni ideas.
Apenas balbuceo,
sin embargo veo una luz,
lejana, más allá
de las cosas ciertas.
Sólo miro y no entiendo.
Las palabras hablan.
Otras vuelan, y las demás,
las distantes, bailan
y escriben sobre el mar.
Son letras color de vino,
rojas como la sangre
y tan relucientes como el rubí.
Son ideas que vuelan…
Detrás de ellas un pensamiento
que las amarra y seduce.
El vientre del abecedario
se hincha con fatiga.
Algo nuevo está por nacer.
Quizás un nudo se desatará.
Quizás una palabra o un sentimiento.
Tal vez un deseo,
o un no sé qué que nos lleve
al amor… Quizás, sólo será un quizás
desconocido que nos conduzca al olvido.
A la nada… Al amor…
Al intangible quizás
que nadie puede ver ni atrapar.


El pintor Diego Fortunato
 y su hija Viviana en Verona (Italia),
 tierra de Romeo y Julieta.

jueves, 24 de febrero de 2011

...y delante del trono cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás

...y delante del trono cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. -Apocalipsis cap. 4 ver. 6, 7 y 8-. (1989)
Pintor Diego Fortunato
Acrílco sobre cartulina 66 x 48 cm.
Serie APOCALIPSIS


¿?

Dónde está el cielo
Dónde la tierra
Dónde los ángeles
Dónde los santos
Dónde el infierno
Dónde el Diablo.
Dónde las dudas
que cabalgan
en las sienes del tiempo.
Dónde los miedos
que nos limitan.
Dónde la risa
que nunca excita.
Dónde la felicidad
que siempre se marchita.
Dónde están los hombres
Dónde las mujeres
Dónde está la verdad
Dónde la mentira
Dónde está el todo
que no existe.
Dónde la luz
y el tiempo
que se disipa.
Dónde está el sueño
que no se realiza.
Dónde está el tormento
que nos agobia.
Dónde está el ser,
ese que vive
y no quiere morir.
Dónde los hombres
que no saben qué son.
Dónde el dónde
que no sabe dónde ir.
¿Dónde ir si todo
es un dónde sin fin?


Diego Fortunato en Vinci(donde nació Leonardo), en un pequeño bosquecito de tiernos olivares. (Italia, 2005)
 


domingo, 13 de febrero de 2011

SI FUESE UN INSTANTE

La gota que emerge (2003)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 150 x 100 cm.
Serie HORIZONTES PERIDOS


SI FUESE UN INSTANTE



Si fuese un instante
dibujaría un mundo mejor,
lleno de alegría y paz
donde las golondrinas
cantarían un himno al amor
inmaculado de los tiempos.


Si fuese un instante
cincelaría en el espacio infinito
la estatua de la bondad eterna
sobre pétalos de rosa
y océanos de miel.


Si fuese un instante
cabalgaría sobre corceles
de vida para derrotar
al hambre que como peste
maldita mutila la vida.


Si fuese un instante
con lágrimas de júbilo
besaría a mi prójimo
bendito por ser parte
de la vida mía.


Si fuese un instante
rogaría a los cielos
por la armonía y la amistad
de todos los seres
del universo inmortal.


Si fuese un instante
tejería sueños de libertad
sobre montes y praderas
en lagos y ríos
para que en toda la tierra
germine sueños de hermandad.


Si fuese un instante,
si ese instante fuese ya,
abrazaría a toda la humanidad
y le susurraría al oído
“¡Te amo por existir,
tanto como Dios
nos ama a todos por vivir!

El pintor, escritor y poeta Diego Fortunato con cuatro de su cinco hijos durante el bautizo de su novela La Conexión. Ellos son Viviana, Deborah, Danierla y Diego Odín.  Sólo falta Cristhian, el pequeñín de la familia.

domingo, 6 de febrero de 2011

Mi bailarina y los grandes viajeros de Carlo Maria Mariani

Mi bailarina y los grandes viajeros de Carlo Maria Mariani (1987) 
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 150 x 100 cm.
Colección Privada familia Mecia.




SI FUESE UN INSTANTE


Si fuese un instante
dibujaría un mundo mejor,
lleno de alegría y paz
donde las golondrinas
cantarían un himno al amor
inmaculado de los tiempos.


Si fuese un instante
cincelaría en el espacio infinito
la estatua de la bondad eterna
sobre pétalos de rosa
y océanos de miel.


Si fuese un instante
cabalgaría sobre corceles
de vida para derrotar
al hambre que como peste
maldita mutila la vida.


Si fuese un instante
con lágrimas de júbilo
besaría a mi prójimo
bendito por ser parte
de la vida mía.


Si fuese un instante
rogaría a los cielos
por la armonía y la amistad
de todos los seres
del universo inmortal.


Si fuese un instante
tejería sueños de libertad
sobre montes y praderas
en lagos y ríos
para que en toda la tierra
germine sueños de hermandad.


Si fuese un instante,
si ese instante fuese ya,
abrazaría a toda la humanidad
y le susurraría al oído
¡Te amo por existir

tanto como Dios
nos ama a todos por vivir!

El pintor Diego Fortunato en el Lago Garda. De fondo se puede ver
el Castillo Scaligero Fortunato (Sirmione, Italia).

martes, 25 de enero de 2011

AFERRADA A LA SOLEDAD


Aferrada a la soledad (1998)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 120 x 90 cm.
Serie HORIZONTES PERDIDOS
Colección Privada familia Nocerino 



PEREGRINO


¡Rosas!... El canto del cristofué se aleja.
Jazmines perfuman el cielo con su olor de llanto.
La brisa acaricia el aire callado y perenne.
Las grullas vagan a su suerte…, hacia la alegría.

¡Callo!... El ruido de la mente opaca el alma.
Siento las olas batir en mis sienes blancas.
El océano abarca la mar de los pensamientos.
Nado en el universo de la nada…Voy más allá...
Soy peregrino del tiempo… Viajante de la nada.
Un vagabundo errante… Caminante silencioso…
¡Soñador de sueños!… ¡Encantador de ilusiones!...


El pintor y escritor Diego Fortunato con sus hijos
 Cristhian Fortunato y Deborah Alejandra Fortunato. 
(En Caracas, Venezuela, hace tres años atrás).



EL POEMARIO ESTÁ DISPONIBLE
 EN  FORMATO ePUB  EN Bubok.es

jueves, 20 de enero de 2011

LA AMANTE DE VINCENT VAN GOGH

La amante de Vincent Van Gogh (2003)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 150 x 100 cm.
Serie VITRALES VIRTUALES


LA CARTA



Quiero escribir una carta
pero no sé a quién dirigirla.
No tengo nadie que la espere
ni una dirección donde enviarla.
De todas maneras la escribiré.
La remitiré a mi corazón,
que sí escucha y leer sabe.
Querido amigo:
  Primero que nada, mis mejores
deseos para sigas así, sano y fuerte
y pleno de dicha, salud y felicidad,
el cual hago extensivo a todos
tus amigos y familiares
que te circundan y siempre alientan
para que nunca te detengas
y continúes en la dura batalla
hasta que el Altísimo disponga.
Sé que he sido injusto contigo.
Que te debía estas líneas
desde hace bastante tiempo.
Que te he reclamado cosas sin razón.
Te suplico perdones mi desacierto.
Que olvides todos esos malos ratos
que te he hecho pasar sin recato.
La vida, y tú lo sabes mejor que yo,
me ha dado duros golpes y aflicciones.
No sé si con justicia o no.
   Lo sé. Eso no justifica mi proceder.
Tantas penas te he endosado
y tantos desconsuelos incensarios
que fue como clavarte un dardo.
Porque, al fin y al cabo, no tenías culpa de nada.
Perdona por tanto dolor, tanto sufrimiento,
que te infligí en mí alocado ir y venir.
¡Qué buen amigo eres!...
¡Qué fiel y manso compañero!
Tú sabes que todo lo acepto
y que de nada me arrepiento,
aunque el destino, puerco e infame,
me encajó el pecado de haber
nacido en un mundo ruin y malvado.
Nunca quise dañarte, ¡válgame Dios!,
porque te amo tanto como a mí mismo,
ya que eres bueno, sano y prudente.
Los deslices de mi vida sentimental
los soportaste con heroísmo colosal.
Te lo agradezco infinitamente
y nunca lo apartaré de mi mente.
Así como el amor que le brindaste
a mis hijos, a los cuales tenías como tuyos.
Tanta ternura, tanto cariño diste
que me hiciste sentir mucho orgullo.
Y a mí madre, ¡cuántas caricias
y embelesos dabas cuando la mirabas
en lo profundo de su ojos vivaces y alegres!
¿Te acuerdas cuando yo era feliz
el gozo que me ofrecías en cada
salto del día y en las noches de armonía?
¡Qué hermoso era sentirte latir cerca de mí,
amar conmigo y ser amado por ti!
Me enseñaste tantas cosas que no sé
por dónde empezar ni como describirlas.
A ti te debo todo el amor que pude dar,
los sentimientos y las pasiones,
pero lo que más te agradezco es ese don
divino, esa huella indeleble,
que sembraste en mí alma arrogante
al mostrarme al Dios de las alturas
que me apartó del camino errante.
¡Qué dicha!... ¡Qué misericordia, la tuya!
Recuerdas cuando niño cómo jugabas
conmigo, cómo tejíamos los sueños
con cándida inocencia y amor celeste,
porque decías que el amor era azul,
como el azul del cielo, nido de ángeles,
querubines, santos y vírgenes divinas.
¿Y mis lágrimas?... ¡Cuántas lágrimas!
¿Recuerdas lo qué me decías
para contenerlas. ¿Sí?... ¡Qué bueno!
Yo también lo recuerdo y nunca lo olvidaré:
“Perdónalos… ¡Perdónalos, que no saben…!”,
señalabas en susurro que sólo yo escuchaba.
Tú me enseñaste ese sortilegio maravilloso,
ese don mágico que concede el perdón.
Esa liberación divina que purifica
y dignifica a quien concede y recibe.
¡Qué maravilloso eres!... ¡Único en verdad!
¡Qué mal te traté durante mis despechos,
mis mal de amores y mis locas carreras
al despeñadero de las angustias plañideras!
¡Qué inquietud y turbación te trasmití
y cuántos desvelos por mí dolor!
¿Te acuerdas de Luisa?... ¡Claro, cómo
no te vas a acordar!… ¡Qué sentimientos
tenía! Y esa mirada de virgen encantada
era todo un poema para enamorados.
Y de Trina e Isabel y las otras, ¿recuerdas?
¡Qué hermoso es amar más que el amor!
¡Qué contento te sentías en esos día!...
Bueno, no fueron días sino años,
tan plenos de felicidad que los dos,
tomados de la mano y con el regocijo
pincelado en nuestros ojos claros,
cantábamos por la calles de la ciudad
tantos vivas y tonadillas al amor
que teníamos a todos hasta la coronilla.
Bueno, son cosas del pasado, lo sé.
El presente no es tan maravilloso
en esas cuestiones. Tendrá sus razones.
Lo importante es que estás a mi lado,
fiel e inseparable amigo de luchas
y batallas, alegría y desdichas y nunca,
siquiera en pensamientos, pensaste,
y valga la redundancia, meterme
en una ambulancia y dejarme
con una lisonja en el abandono.
Siempre a mí lado, como un guerrero
de los tiempos pasados y presentes.
Siempre has estado ahí, vigilante,
para que ningún espía errante penetre
las barreras que nos mantiene rozagantes.
Te amo, querido amigo. Sigue así,
firme y decidido, porque los combates
todavía, y tú lo sabes, no han concluido...
Entre vendavales y tempestades,
derrotaremos a los furiosos huracanes
y sobre lava de volcanes marcharemos
siempre juntos hasta llegar al reino
venerable de las ideas puras y benditas
porque todavía queda mucha tela sin cortar.
   Bueno, me despido, no sin antes desearte
muy cariñosamente que sigas lúcido y valiente,
sin interrumpir tu ritmo y galope, no importa
si la cuesta es empinada y que por ahora
sólo podamos comer papas y ensaladas.


   Un fuerte abrazo amigo mío, extensivo a todos
los que te rodean, a esos valientes, que te ayudan
en el diario y vigoroso palpitar.


                               Cordialmente,


                                                    Tú tutor




P/D: Te amo doblemente.
Por lo que eres y por todo lo que me has enseñado.




El pintor y escritor Diego Fortunato estrecha la mano del recién fallecido presidente Carlos Andrés Pérez, gran demócrata y ejemplo e inspiración de generaciones de hombres libres, quien ejerció la Primera Magistratura de Venezuela en dos ocasiones.