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viernes, 2 de marzo de 2012

CUANDO YA NO RESPIRE


El atisbador de paz (2005)
Pintor Diego Fortunato
TÉCNICA: Tinta china, vino tinto y acuarela sobre cartulina
MEDIDAS: 21 x 29.5 cm. 
SERIE: El lenguaje del zen
(Consta de más de 300 obras, realizadas en Pisa, Italia).
COLECCIÓN PRIVADA familia Rojas.



CUANDO YA NO RESPIRE



Cuando mi cuerpo
ya no respire
respirará mi alma.
Mis pensamientos
vagarán en el mar
de la nada
como luciérnagas
de vida andada.
Sólo un soplo
a la deriva
de los recuerdos
será mi cuerpo
que dará vida
nueva donde
germinan las hadas
de los bosques
y las semillas
de seres vivos
y diminutos.


Cuando mi cuerpo
ya no respire
respirará mi alma.
Nunca morirán
los años caminados.
Nunca los amores
queridos, ni el tiempo,
ni las letras,
ni las palabras
escritas sobre
faldas de poesía.


Cuando mi cuerpo
ya no respire
respirará mi alma.
Mis pensamientos
cabalgarán
en el infinito sueño.
Mis ideas recorrerán
los mares y surcarán
montañas y colinas.
No habrá río,
ni corriente
que ahoguen las letras
cinceladas en prados
de amor y armonía.

Cuando mi cuerpo
ya no respire
respirará mi alma.
Briosos corceles
retozarán en el cielo
plenos de alegría
y cantos de regocijo.


Cuando mi cuerpo
ya no respire
respirará mi alma,
mi poesía y todas
las letras derramadas
en campos de vida.



El pintor y escritor Diego Fortunato en Nueva York.
Atrás, Las Torres Gemelas, cuando todavía
 eran símbolo de prosperidad
 y comercio mundial.

sábado, 14 de mayo de 2011

EL ENANO GIGANTE DE LAS MIL FABULAS

 Huan-Tie, el consejero del Mar de las Perlas (2005)
Pintor Diego Fortunato
Técnica: Tinta china, acrílico y vino tinto
 Montepulciano D'Abruzzo
sobre cartulina blanca
Tamaño: 21 x 29,7 cm.
Serie EL LENGUAJE DEL ZEN
Colección Privada




EL ENANO GIGANTE DE LAS MIL FABULAS
             -De mi serie de poemas titulados Homenaje al infinito-

Es allí
donde viven
los gnomos
de las fábulas
de mí niñez.
Algunos
se han escapado
a la Tierra
y se resisten
a regresar
al hogar
que les dio
vida porque
mucho frío
dicen que hace
en ese gigante
azul y colosal.
Y están en lo cierto,
porque no hay
refrigerador
que de un solo
tirón sea tan
alucinadoramente
congelante
como el viejo
Neptuno, bola
Sideral que tomó
el nombre
del dios romano
de los mares,
que era el mismísimo
gran Poseidón
de los océanos
y profundidades
de los griegos
y macedonios.
Por allí no
se puede andar
en franelillas
ni de la playa
disfrutar, porque
muy lejos
está del sol
y en un tris
te helaras
desde la punta
de un cabello
hasta las uñas
de los pies.
Quizás
los gnomos
estaban en esa
Gran Mancha Oscura
que hoy en día
ya desapareció,
porque los fuertes
vientos del infinito
a la Tierra los arrastró.
Galileo lo confundió
con una estrella
cercana a Júpiter
pero muy pronto
se dio cuenta
que del cielo
nocturno una legión
de gnomos descendían
para, muy calladitos,
quedarse en la glacial
Escandinavia
y después en la Tierra
toda y más allá
de sus entrañas.
Chinos, vietnamitas,
coreanos y japoneses
la veneran y llaman
el rey estrella del mar,
pero en la India,
que no hay hambruna,
sólo la llaman Varuna,
que en buen castellano
es la misma cosa
de griegos y romanos.
Lo pusieron
de último en la fila
no por bruto
o pendenciero,
sino por ser muy
grande y poderoso
y roncar como un oso.
En el fondo
de sus macizas
rocas fundidas
con cincel de vida
en agua, metano,
amoniaco líquido
y coronillas
recubiertas
de eterno y puro
hielo blanco,
dicen que mansos
cual corderos
con la boca abierta
esperan miles
de millones
de relucientes
diamantes
tan grandes
como el auto
de Gabriela,
la bella mulata
que se acostó
con el bueno
de Mandela
cuando era un
preso político
cualquiera
y del jolgorio
y la mundanal
vida gozaba
aunque entre
rejas estaba.
Todo eso está
muy bien
y aunque sea
riqueza
cualquiera,
no es fácil
de tomar porque
en el espacio
sideral está.
También
quisiera tener
un diamante
de ese tamaño
y grosor, aunque
ambicioso
ni codicioso soy,
pero por hoy paso
y que otro gato
baje a buscarlo
a siete mil
kilómetros
de profundidad,
no sin antes
sortear a los alertas
y vivaces centinelas
Tritón y Nereida,
que a su alrededor
dan más vuelta
que un tropo en alerón
para que nadie
viole su intimidad
y con los diamantes
quiera cargar.
A quien se vaya
a aventurar,
aquí sentadito
lo espero
para verlo y reírme
un buen rato cuando
regrese de Neptuno
convertido
en un helado
de coco y mantecado.


El pintor, escritor, novelista, poeta, escultor, ensayista,
dramaturgo, novio de la madrina
y jodedor incurable e irreverente Diego Fortunato,
con su hija Debora Alejandra Fortunato, en Milazzo (Sicilia,Italia)


domingo, 1 de agosto de 2010

Sobre las olas del tiempo


El pintor Diego Fortunato en San Giminiano, Italia. Al fondo el castillo-
fortaleza donde Nicolás Maquiavelo estuvo preso, tiempo que aprovechó
para gestar una revuelta y escribir parte de El Príncipe, su obra cumbre.



Sobre las olas del tiempo (2005)
Pintor Diego Fortunato
Tinta china sobre cartulina 21 x 29,7 cm.
Serie EL LENGUAJE DEL ZEN
(LA SERIE CONSTA DE 496 OBRAS).



QUISE

Encontré una margarita
en el cielo aquel día.
Estaba atrapada de una nube en un riel.
Quise salvarla con un beso
y abrazar sus pétalos con pinzas de amor.
Volé hacia ella. Cabalgué sobre corceles de sueños.
Remonté cabañas de viento. Crucé el tiempo.
La felicidad alargó su mano. Un ruiseñor
brindó su canto a la vida. La alegría renació aquel día.
Le di fuerte a las riendas. Casi pude tocarla
pero mientras más avanzaba la flor se alejaba.
Frágil es la dicha. Frágiles los sueños.
Quise salvarla con un beso…
Quise abrazar sus pétalos con pinzas de amor.
Lloró el sol aquel día… Lloró el alma mía…


miércoles, 28 de julio de 2010

EL FUGITIVO DE YAN TENG


El pintor Diego Fortunato durante un día lluvioso en Piazza
San Marcos (Venecia, Italia).

El fugitivo de Yan Teng (2005)
Pintor Diego Fortunato
Tinta china y acuarela sobre cartulina 21 x 29,7 cm.
Serie EL LENGUAJE DEL ZEN
(LA SERIE CONSTA DE 496 OBRAS).


En venta
Bs. 1.400
(Enmarcado en estilo inglés, con paspartú
y vidrio. Marco incluido. Ver muestra).
Telf. 0412 -556.4954
diegofortunato2002@yahoo.es


LA CULPA

Reía como un loco,
de felicidad y quimeras.
Estaba sólo,
recostado de un sueño,
y de pronto ante mis ojos
apareció una imagen incolora.
Sabía quién era, pero dudaba
en saludarla, porque, por su cara,
presentía que algo turbio se traía.
Apacigüé los sentidos y como hombre
vivido me dispuse a escuchar su pena.
Soy el juez, me dijo, y quiero oír
de tu boca y aliento lo que presiento.
No se a que has venido,
pero juro que en mi vida no hay delito
que deba confesar, objeté buscando alivio.
¡Si hay uno!, contestó altanero,
y aunque seas bien nacido,
debo endosar tú culpa en el camino.
¿Cuál culpa?, pregunté con inocencia…
¡La de haber vivido!,
imprecó con impertinencia.
Pensé por unos instantes
y enseguida respondí:
La culpa es amor marchito,
las mentiras y el engaño,
los hábitos malsanos y los años sufridos.
Enmudeció por instantes,
luego balbuceó y sin querer,
de su garganta brotó: ¡Soy el Rey!...
La Culpa es mi dominio y no habrá hombre
en la tierra que escape a mis designios…
¡Soy el Rey!, volvió a mascullar
con asco contagioso…
Dices palabras
que no concibo en mi vocabulario,
pronuncié resuelto.
Entonces... Si no me entiendes, diré:
La culpa es grande y poderosa,
tiene aliados impensados,
entre ellos jueces y religiosos,
psiquiatras, políticos, médicos y loqueros
y locos enteros que sirven a mis intereses.
Me conmoví tanto,
que mis emociones regresaron.
No pude pensar, tampoco dudé,
y con palabras arrebatadas de Dios, le dije:
“Donde nace la aurora
nace la esperanza y con ella la vida
y donde hay vida hay amor
y la culpa es sepulcro del perdón”.
Eran frases que había inventado por miedo.
Un ardid para evitar la culpa.
Una sonora carcajada
retumbó a mis espaldas.
¡La culpa!, escuché decir,
¡Nunca dejará de existir!
Dije, entonces: ¡Basta!...
¡Dios, condena mis pecados!
Se movió la tierra…
El hombre renació aquel día.
El olivo, la pez perdida,
los ángeles, la esperanza,
los santos, las vírgenes de toda mi vida,
las rosas, blancas y rojas,
y el canto de las perdices
volvieron a la vida
aquel día que naufragó el olvido.
No pude resistir
y en voz ahogada y firme grité:
¡Donde hay amor no hay temor sino vida!…
Después, años después,
cuando el tiempo
se perdió en la lejanía,
volví a mis encierros,
a mis locuras, a mis vidas vividas.
Quise saber qué pasó
en el tiempo después del entierro
de la locura total.
En fin, quería preguntar: Dé quién es la culpa:
¿Del hombre o del ser?…
¿De sus acciones o defectos?...
¿Hay cordura en la culpa?…
¿Cuál es el principio, cuál el fin?


jueves, 15 de julio de 2010

NO TODO PARECE LO QUE ES EN EL MUNDO IGNOTO DE LOS PRÍNCIPES DE LAS COSAS IRREALES


El pintor en Via Montenapoleone (Milán), frente
a la tienda donde compra "su gorda bella".


No todo parece lo que es en el mundo ignoto
de los príncipes de las cosas irreales (2005)
Pintor Diego Fortunato
Tinta china y acuarela sobre cartulina 21 x 29,7 cm.
Serie EL LENGUAJE DEL ZEN
(LA SERIE CONSTA DE 496 OBRAS).


En venta
Bs. 1.400

(Enmarcado en estilo inglés, con paspartú
y vidrio. Marco incluido. Ver muestra).
Telf. 0412 -556.4954

diegofortunato2002@yahoo.es
diegofortunato2002@gmail.com


ES LA VIDA

Soy esto… Sólo eso.
Un poeta, un soñador.
Un hombre simple que va por la vida
buscando paz, más que amor.
Un hombre que reclama un porqué…
El porqué que la vida arrebata
sin siquiera decir porqué.
¿Es la vida sueño,
como dijo Calderón de La Barca,
o apenas una ilusión?

¡Es la vida!... ¿Eso es la vida?

Siempre me pregunto,
¿qué es la vida cuando
siquiera hay un por qué?
Es paso… Lento y marchito,
para los que no cultivan la fe.
Es infierno, para los que no
quieren arriesgar parte de la piel.

¡Es la vida!… ¿La vida es eso?

¿Un enjambre de locura,
pleno de incomprensión
e intolerancia, donde la prepotencia
y la soberbia acaban con el alma pura?...

¡Es la vida!… ¿Eso es la vida?

¿Dónde fueron a emigrar los sueños,
dónde las flores de mi día?
¿Dónde están las venas
con su disfraz de carmín?

¡Es la vida!… ¿La vida es eso?

¿Dónde están los hombres puros,
los mártires de la justicia,
dónde la esperanza de un mejor día?
Nadie lo sabe… ¡Nadie la busca!

¡Es la vida!... ¿Eso es la vida?

¿Por qué los pobres, pobres son
si trabajan de noche y de día
dejando su alma en la patria mía?
Y los ricos, ¿por qué son ricos
si son tan iguales a los huérfanos
de mi tierra que paren en el alma tuya?

¡Es la vida!… ¿La vida es eso?

No hay siquiera un porqué.
¿Una respuesta?... ¡Quizás un no sé!
¡Es la vida!… El momento cruel,
la turbulencia, la felicidad,
las quimeras y las alegría…
El martirio, el sufrimiento
que salpica de niebla la fatalidad.
La tristeza se abraza al porqué,
y sus lágrimas a la dicha
en espera de un mejor amanecer.

Es la vida… ¡Esa es la vida!

¿Por qué vivir?.. ¿Por qué penar?...
Sin siquiera hay un porqué…
¿Dónde se escondió el por qué?
¿Qué velo lo turbó?... ¿Acaso murió?
¿Dónde están sus restos?...
¿Dónde la sepultura?... ¿Dónde?
Quiero escribir en su lapida
“Porqué te has ido sin siquiera
explicar el porqué de la vida…¿Por qué?”





sábado, 10 de julio de 2010

Mao-Teng, el de la eterna y apacible confusión

 Mao-Teng, el de la eterna y apacible confusión (2005)
Pintor Diego Fortunato
Tinta china y acuarela sobre cartulina 45 x 30 cm.
Serie EL LENGUAJE DEL ZEN


VOY

Voy a sembrar
un huerto lleno de estrellas
donde nazca la alegría.
Voy a rescatar
el amor sufrido
en el tiempo del olvido.

Voy a iluminar
el sol con flores de día
para borrar la noche fría.

Voy a buscar
los duendes de la vida
en las horas dormidas.

Voy a pintar
con mis ojos la paz
sepultada en el ocaso sombrío.

Voy a reír
entre las piedras y el madero
porque encontré al olivo perdido.

Voy a encender
mi alma herida. Ya no soy
el vagabundo de los tiempos idos.

Voy a besar
a los santos míos, a los cristales
caídos en la tierra calcinada.

Voy a cortejar
al milagro que me devolvió
de la nada. A la fe que me rescató
del naufragio. A la luz y al calor.
A la voz interior que escribió
una carta de amor en mi corazón.

domingo, 27 de junio de 2010

EL DUENDE DEL LAGO


El pintor Diego Fortunato y su princesita japonesa en Siena, Italia.









El duende del lago (2005)
Pintor: Diego Fortunato
Tinta china y acuarela sobre cartulina, 45 x30 cm.
Serie: EL LENGUAJE DEL ZEN
(LA SERIE CONSTA DE 496 OBRAS).



En venta
Bs. 1.400
(Enmarcado en estilo inglés,
 con paspartú y vidrio.
Marco incluido)
Telf. 0412 -556.4954
diegofortunato2002@yahoo.es


LA LOCA Y LA LUNA
Era como un poema
escrito en la mañana.
Piel tersa,
tez de porcelana.

Algunos decían
que estaba loca,
pero no tanto.

Sus ojos, brillo
de centellas,
iluminaban
y encendían el día.

Cada brizna
de su cabello
era flama de oro.

Sus labios,
carnosos
y voluptuosos,
preñaban el sentido.

Era ella, la única,
la del mimo,
la bienquerida.

Pero vino
la luna-luna
y encendió la llanura,
de copos y locura.

De aquella
imagen de mujer
venerada no quedó nada.

Fue la luna,
mágica e ignota,
que la volvió loca.

¡Ay luna-luna!,
qué le has hecho
a la hembra moruna,
porqué le robaste la cordura.

¡Ay luna-luna!,
¿Dónde te las has llevado
si aún no la he amado?

¡Ay luna-luna,
profanaste la cosecha,
pero los recuerdos
reposan en la primavera.

¡Ay, luna-luna!... ¡Ay!

Te llevaste a la loca mía!...
¡Ay, luna-luna... ¡Luna!




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jueves, 10 de junio de 2010

El shogún de las tierras vestidas de otoño


El pintor Diego Fortunato en Piazza della Signoria, en Florencia.
Atrás puede verse el David (1504) de Miguel Ángel. Es una réplica
que ha sido "atacada" en más de una oportunidad por malandrines
italianos. Al lado, el pintor con la estauta del general Aternum, uno
de sus antepasados marrocinos, como se llamaban las primeras tribus
indoeuropeas que se asentaron en la región de Abruzzo (Italia). En
aquella época, 311 a.C., tanto la ciudad de Pescara (donde nació el
pintor) así como el río que lo atraviesa, se conocía con el nombre
de Aternum y Abruzzo como ager Marrucinus. Al pasar del tiempo
y gracias a las conquistas romanas, tomó el nombre definitivo de
Pescara, tal como se le conoce hoy en día a esa hermosa y paradisíaca
ciudad playera del adriático.



El shogún de las tierras vestidas de otoño (2005)
Pintor Diego Fortunato
Tinta china y acrílico sobre tela 21 x 29,7 cm.
(Con marco estilo inglés y paspartú 55 x 46 cm.)
Serie EL LENGUAJE DEL ZEN

En venta
Bs. 1.400
(Marco incluido)
Telf. 0412 -556.4954
diegofortunato2002@yahoo.es

LADRÓN DE RECUERDOS

Busco sobre
las estepas del gris,
en las redondeces
de la memoria,
sobre las sombras
de las horas idas
y encuentro
el vacío de la nada
que me sonríe
como niña sorprendida.

Giro los ojos del pasado
hacia las profundidades
y un oscuro camino
que por instantes se ilumina,
indica el paso,
corto y escarpado,
hacia el ayer.

No hay rosas ni violetas
menos cosas benditas.
Ramas de terciopelo
o faroles de agua dulce.
Tampoco polvo,
lluvia o tormentas…
Pero es la vía.

Llego al final del sendero
agotado, pero sereno.
En el rincón más oscuro
encuentro un cofre,
que en una época fue reluciente,
con su boca abierta,
como pidiendo clemencia.
A pasos lentos me acerco.
No hizo falta más,
sólo dos pisadas.
Todo olía a estiércol.
Un caballero andante,
quizás un gitano,
un pirata o un fantasma
montado en un corcel
vestido de rabia
se había robado mis recuerdos,
mi historia,
la que creía no valía nada.
Ahora sólo soy el presente.
No hay pasado,
sólo un futuro incierto
que algún día
pertenecerá a los recuerdos.

martes, 25 de mayo de 2010

EL CAMUFLAJE DE LA VERDAD


Diego Fortunato, en Il Ponte Di Mezzo, Pisa (Italia) 2005.
A sus espaldas, a la izquiera, está Lungarno Mediceo y la
Galeria Centro Di Arte Moderna, donde expuso sus "chinitos",
como cariñosamente llama a la serie El lenguaje del Zen,
compuesta por más de 300 obras en diferentes formatos.

El camuflaje de la verdad 2005)
Pintor. Diego Fortunato
Tinta china y acuarela sobre cartulina 29,7 x 21 cm.
(Con marco estilo inglés y paspartú 55 x 46 cm.)
Serie: EL LENGUAJE DEL ZEN


EN VENTA
Bs. 1.400
(El marco va incluido)
Telf.: (0058) 0412 -556.4954



VOY
Voy a sembrar
un huerto lleno de estrellas
donde nazca la alegría.

Voy a rescatar
el amor sufrido
en el tiempo del olvido.

Voy a iluminar
el sol con flores de día
para borrar la noche fría.

Voy a buscar
los duendes de la vida
en las horas dormidas.

Voy a pintar
con mis ojos la paz
sepultada en el ocaso sombrío.

Voy a reír
entre las piedras y el madero
porque encontré al olivo perdido.

Voy a encender
mi alma herida. Ya no soy
el vagabundo de los tiempos idos.

Voy a besar
a los santos míos, a los cristales
caídos en la tierra calcinada.

Voy a cortejar
al milagro que me devolvió
de la nada. A la fe que me rescató
del naufragio. A la luz y al calor.
A la voz interior que escribió
una carta de amor en mi corazón.

 

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jueves, 20 de mayo de 2010

CHUAN-LI, EL DE LA CIUDAD PERDIDA DE OCCIDENTE


Diego Fortunato, más feliz que ayer
y menos que mañana. Al fondo, uno
de sus cuadros.

Chuan-Li, el de la ciudad perdida de occidente (2005)
Pintor: Diego Fortunato
Tinta china y acrílico sobre cartulina, 21 x 29.7 cm.
Serie: EL LENGUAJE DEL ZEN


En VENTA
Bs. 1.400


EL OLVIDO

Caminar sobre el olvido
es pisotear los recuerdos.
Manchar las cenizas
en la vereda añorada del pasado.

Es cargar las penas
y castigarlas sobre las heridas de abril.
Alejarlas del espejo,
del reloj de arena que araña
el tiempo con acordes de duelo.

La flauta escucha el sollozo.
Las manos…, el papel sin voz,
los retratos antiguos y los lienzos
que pincelaste en la mente
desertan del pozo del delirio.

El olvido es como
un ángel amigo. Te persigue
y cuida para que no lo eches
en el tintero callado,
en los viejos muros,
en las colinas secretas,
en los abismos de estrellas de plata
ni en el látigo calcinado.

martes, 9 de marzo de 2010

Xue Minjun, el poeta de las palabras de viento


El pintor Diego Fortunato con sus hijas Deborah y Daniela en Tindari
(Sicilia, Italia), con el Santuario de la Virgen Negra a sus espaldas.



Xue Minjun, el poeta de las palabras de viento (2005)
Pintor: Diego Fortunato
Tinta china y acualrtes sobre cartulona, 35 x 45 cm.
Serie: EL LENGUAJE DEL ZEN

VENTA
Lo recaudado irá a beneficio de la
FUNDACIÓN NIÑOS ARTISTAS DISCAPACITADOS


LA IDA

Te he olvidado en la locura
del camino muerto, en la verde
máscara de la piel de otoño.
He concluido que nada vale nada,
siquiera la vida o la muerte.
Nada importa ni nada tiene sentido
en la jungla del tormento.
Los vicios, el amor y la felicidad
naufragan en calles de sal sin sonido.
Sólo el eco de la mente navega
en el prado alucinado de los pensamientos.
Respiro en el abismo de la angustia
mientras huyo de la cárcel transparente
de las ideas y el arrepentimiento.
Dibujo en el gris del viento
el regreso a la quietud con el coraje
de un guerrero de los espacios infinitos.
El suspiro de la agonía susurra
su melodía de tristeza.
Ha llegado el sosiego, tibio, con color
de paz tallado en su rostro.
Ninguna resistencia,
siquiera el asombro pincela de miedo la ida.

Lai-Chin, la de la pequeña delicadeza


Lai-Chin, la de la pequeña delicadeza (2005)
Pintor: Diego Fortunato
Serie: EL LENGUAJE DEL ZEN
Tinta china sobre cartulina 14,7 x 21 cm.

HÉROE

En el cielo,
allá donde las nubes
esconden a los ángeles
tiene su casa mi héroe.

Dicen que usa barba,
tan blanca como la vida
y tan larga como la eternidad.

Su bondad es tan inmensa
como la luz y su paz
tan grande como el silencio.

Creó ríos y montañas,
peces y alimañas y le dio
vida al hombre que todo lo daña.

Escribió un libro,
de diez palabras solamente,
pero la gente las viola alegremente.

Mandó a su hijo
a enseñar a los míos
pero lo guindaron de un crucifijo.

Todos le piden
fortuna y laurel para luego
gastarlo en el gran burdel.

Los muertos creen
que más allá de los gusanos
hay un huerto sano llamado Edén.

Quizás todo sea cuento
pero yo no me lamento
de tener en mí casa
un héroe en el firmamento.

martes, 26 de enero de 2010

El samurai de la mirada de vidrio


Diego Fortunato, pintor, poeta, ensayista, novelista, jodedor irreverente
y pensador universal, en las ruinas greco-romanas de Tindari (Sicilia) uno
de los escenarios de su próxima novela La Ventana de Agua (El Papiro III),
en proceso de redacción. Al fondo, entre la bruma, el incógnito mar Tirreno,
escenario de múltiples batallas, en cuyos abismos marinos moran
ancestrales secretos de la cristiandad.


El samurai de la mirada de vidrio (2005)
Pintor: Diego Fortunato
Tinta china y acrílico sobre cartulina 21 x 29,7 cm.
Serie: EL LENGUAJE DEL ZEN



PISADAS



Un paso,
después otro
y, después,
lentamente
el silencio.
¿Y ahora, qué?
Otro paso,
uno más fuerte,
uno que habla,
uno que calla.
Viene el otro,
siento sus pisadas,
corre y calla,
busca la vida,
pero están las murallas.
El último paso
se queja y maldice,
no hay vida intermedia,
ni historias de hadas
sino un abrazo
a la suerte vacía.

NUNCA MÁS UNA GOTA DE LLANTO INUNDARÁ EL VALLE DE MI ALMA TRISTE


Diego Fortunato, pintor, poeta, ensayista, novelista,
jodedor irreverente y pensador universal, de gladiador,
esperando su turno, en el coliseo romano.


Nunca más una gota de llanto
inundará el valle de mi alma triste (2005)
Pintor: Diego Fortunato
Tinta china y acrílico sobre cartulina 30 x 25 cm.
Serie: EL LENGUAJE DEL ZEN



A LA VENTA


Los recaudado irá a beneficio de la
FUNDACIÓN NIÑOS ARTISTAS DISCAPACITADOS




LADRÓN DE RECUERDOS


Busco sobre
las estepas del gris,
en las redondeces
de la memoria,
sobre las sombras
de las horas idas
y encuentro
el vacío de la nada
que me sonríe
como niña sorprendida.

Giro los ojos del pasado
hacia las profundidades
y un oscuro camino
que por instantes se ilumina,
indica el paso,
corto y escarpado,
hacia el ayer.

No hay rosas ni violetas
menos cosas benditas.
Ramas de terciopelo
o faroles de agua dulce.
Tampoco polvo,
lluvia o tormentas…
Pero es la vía.

Llego al final del sendero
agotado, pero sereno.
En el rincón más oscuro
encuentro un cofre,
que en una época fue reluciente,
con su boca abierta,
como pidiendo clemencia.
A pasos lentos me acerco.
No hizo falta más,
sólo dos pisadas.
Todo olía a estiércol.
Un caballero andante,
quizás un gitano,
un pirata o un fantasma
montado en un corcel
vestido de rabia
se había robado mis recuerdos,
mi historia,
la que creía no valía nada.
Ahora sólo soy el presente.
No hay pasado,
sólo un futuro incierto
que algún día
pertenecerá a los recuerdos.