viernes, 6 de abril de 2012

LA CONCEPCIÓN DE LAS IDEAS

El columpio
Pintor: Diego Fortunato
Técnica: Acrílico sobre cartón
Medidas: 66 x 48 cm.
Año: 1987
Colección Privada del autor



LA CONCEPCIÓN DE LAS IDEAS



Flores aquí.
Flores allá.
Rojas, verdes,
azules y de carmín.
Todas ellas
vestidas de poesía
y caminando
sobre un valle
de diamantes
con olor a rubí.
Parten… parten
con rumbo fijo.
Van hacia
el vientre-mar
del pensamiento
para presenciar
la concepción
de las ideas
que está por parir.
Sus primeras
contracciones
comenzaron
cuando la luna
despertó
en la inmensidad.
Cabalgaron
ya tres horas
de dolor
entre estrellas
y sueños
de esperanza.
Pasaron aprisa
porque la espera
tiñó de amor
la paciencia.
No hay parto
sin dolor,
dicen
las que han
parido
bajo el sol
de la felicidad.
Sólo así
los recuerdos
se vestirán
de dulce afecto
y pasión.
El abultado
vientre del mar,
colmado
de multicolores
carruseles
de pensamientos,
metáforas, frases,
letras y versos,
está por desinflarse
para dejar nacer
un universo de ideas
que inundarán
al mundo de poesía
ilusión y amor.
¡Pronto!... ¡Ya viene!...
Un último sofoco
y el respiro liberador.
¡Han nacido
las ideas
y con ellas
la poesía,
el llanto
y la alegría
de sus versos
plenos de amor,
sentimientos
y melancolía!






El pintor, poeta y escritor Diego Fortunato en la piscina del San Juan Hotel & Casino.


domingo, 18 de marzo de 2012

DUDO Y CREO


Concierto en la vigilia
Pintor: Diego Fortunato
Técnica: Acrílico sobre cartón
Medidas: 66 x 48 cm.
Año: 1986
Colección Privada John Smith (USA)

DUDO Y CREO



Dudo y creo.
Creo y dudo.
¡Oh, loca
confusión!


Sé que existes,
Dios, y te venero,
pero mi razón
se atraganta
en la paradoja
de la vida eterna.
¿Por qué?...
¿Qué sentido
tendría
la vida eterna?
Sé también
que mí lógica
es humana
y que jamás
podrá
comprender
ni acercarse
siquiera a diez
mil millones
de años luz
de distancia
de Tú lógica,
mi Dios…
Va más allá
de la razón
y entendimiento.
Pero, ¿por qué
la vida eterna?
¿Qué fin tendría
una vida
eterna? ¿En qué
ocuparíamos
nuestro tiempo?
¿Cuál sería
nuestra misión?
No hay
inteligencia
humana
que lo pueda
explicar.
Creer sin
entender
es el principio
de la fe,
me contestas.


Dudo y creo.
Creo y dudo.
¡Oh, loca
confusión!




Te amo, Dios
sobre todas
las cosas
del mundo,
terrenas
o infinitas,
pero,
¿qué objeto
tendría
una vida
eterna?
Premiar,
me susurras.
Premiar qué
y porqué.
¿Y por qué hay
que premiar
al digno,
al justo
y al piadoso?
¿No es esa
la misión
de toda alma
cristiana?...
¿El amor
a Dios
se basa sobre
recompensa
y castigo?
No sería
eso chantaje,
mí Dios.


Dudo y creo.
Creo y dudo.
¡Oh, loca
confusión!


Sigo mi religión
porque la amo,
porque Tú estás
allí, Dios, no
por recompensas
y honores.
Entonces,
¿porqué
la vida eterna?
Paradoja
incomprensible,
laberinto místico.


Dudo y creo.
Creo y dudo.
¡Oh, loca
confusión!


La fe no admite
demostración…
¡Oh, loca
confusión!
La fe mueve
mi ser
y mi mundo.
Sin fe no
podría vivir…
Sin fe
no soy nada.
¡Oh, loca
confusión!
Sin fe mi vida
no tendría sentido…
Dudo y creo.
Creo y dudo.
¿Iré a morir así?
Con la duda
anidada
en mi corazón.
Dudo y creo.
Creo y dudo.
¡Oh, loca
confusión!


El pintor, poeta, novelista y ensayista Diego Fortunato enmarcado
 en el hermoso mar y paisaje de Santa Cruz de Tenerife (Islas Canarias, España).

viernes, 2 de marzo de 2012

CUANDO YA NO RESPIRE


El atisbador de paz (2005)
Pintor Diego Fortunato
TÉCNICA: Tinta china, vino tinto y acuarela sobre cartulina
MEDIDAS: 21 x 29.5 cm. 
SERIE: El lenguaje del zen
(Consta de más de 300 obras, realizadas en Pisa, Italia).
COLECCIÓN PRIVADA familia Rojas.



CUANDO YA NO RESPIRE



Cuando mi cuerpo
ya no respire
respirará mi alma.
Mis pensamientos
vagarán en el mar
de la nada
como luciérnagas
de vida andada.
Sólo un soplo
a la deriva
de los recuerdos
será mi cuerpo
que dará vida
nueva donde
germinan las hadas
de los bosques
y las semillas
de seres vivos
y diminutos.


Cuando mi cuerpo
ya no respire
respirará mi alma.
Nunca morirán
los años caminados.
Nunca los amores
queridos, ni el tiempo,
ni las letras,
ni las palabras
escritas sobre
faldas de poesía.


Cuando mi cuerpo
ya no respire
respirará mi alma.
Mis pensamientos
cabalgarán
en el infinito sueño.
Mis ideas recorrerán
los mares y surcarán
montañas y colinas.
No habrá río,
ni corriente
que ahoguen las letras
cinceladas en prados
de amor y armonía.

Cuando mi cuerpo
ya no respire
respirará mi alma.
Briosos corceles
retozarán en el cielo
plenos de alegría
y cantos de regocijo.


Cuando mi cuerpo
ya no respire
respirará mi alma,
mi poesía y todas
las letras derramadas
en campos de vida.



El pintor y escritor Diego Fortunato en Nueva York.
Atrás, Las Torres Gemelas, cuando todavía
 eran símbolo de prosperidad
 y comercio mundial.