jueves, 12 de septiembre de 2013

BAILA


La danza (1989) 
Pintor: Diego Fortunato
Técnica: Acrílico sobre tela
 Medidas: 122 x 76.5 cm. 
 Serie: La famme en ocre
Colección Privada



BAILA

Todo es luz
donde hay amor.
Donde las estrellas
bailan sin temor.
Es el tiempo
el que sueña,
la vida baila
sin miedo
en el arco iris
de la vida.
Baila al vaivén
de las cuerdas
del violín,
en el sonido
que te lleva
hasta el fin
de los tiempos.
¡Baila!… Baila libre
sobre la felicidad,
en su brillo,
en la libertad
que acaricia
las horas

de paz infinita.

El pintor, poeta y novelista Diego Fortunato en la Gran Sabana (Agosto 2013). Atrás, muy lejanos, se desdibujan algunos de los tepuyes, entre ellos el Kukenán, (a la derecha), donde comienza La estrella perdida, segunda novela de la trilogía El Papiro.


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domingo, 14 de julio de 2013

EL PERFUME DEL SILENCIO


En el año del silencio
Pintor: Diego Fortunato
Técnica: Acrílico sobre tela
Medidas: 150 x 100 cm.-
Año: 1993
 Colección Privada Museo Pedro y Carmen Tinoco
(La Habana, Cuba).

 

EL PERFUME DEL SILENCIO


Estuve solo,
no sé si por horas
minutos,
o fracciones
de ellas.
¡Qué importa
cuánto tiempo
fue!... Para mí
fueron años,
quizás
una eternidad.
¡Qué importaba
el tiempo si el tiempo
también es silencio!...
¡Qué importa
todo si cabalgaba errante
sobre crestas de paz
en la inmensidad
del silencio.
Ni un ruido,
sólo su suspiro
y murmullo
celestial
envolvían
todo mi ser.

Una alondra
y luego un pájaro
cantor
atravesaron
fugazmente
mi silencio.
Se acercó
tanto, pero tanto,
a mí, que hasta
pude oler
su perfume
y ver su color
de madreperla
transparente
como el sueño
divino del Creador.

No podía
separarme
de aquel perfume,
ahora de jazmín
y rosas plantadas
en el infinito.
Absorbido
en la quietud
absoluta
de su silencio
y embriagador aroma,
de pronto vi
sus ojos de miel.
Su mirada
de celestial
alegría
y silencio
destellaban
de tal forma,
que me ruboricé
por instantes
imprecisos.
Nunca vi
mirada igual
ni ojos
tan profundos
impregnados
de paz.
Seguí viéndolos
mientras
lágrimas
de silencio,
teñidas de paz
redentora
descorrían calladas
por mis mejillas.

Estaba solo,
no sé si fueron
horas, minutos
o fracciones
de ellas.
¡Qué importa
cuánto tiempo
fue!... Para mí
fueron años,
quizás
una eternidad,
una eternidad
que jamás
olvidaré porque
donde está Dios
está el perfume
del silencio.

El pintor, escritor y poeta Diego Fortunato con sus cinco hijos.
  Fue el pasado mes de abril y son: Diego Odín Fortunato La Rosa (arriba, de pie),
y Viviana Alejandra Fortunato La Rosa, a su derecha, quien tiene a su izquierda
a Deborah Alejandra Fortunato Vásquez. En el centro 
 Cristhian Fortunato Di Geronimo, el más pequeño,
 y Daniela Andreína Fortunato Vázquez.

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