Tiempo de castidad (1989)
Pintor Diego Fortunato
Acrílico sobre tela 122 x 76.5 cm.
Serie MUJERES DE PIEL DE SOMBRA
Colección Privada
LA LOCA Y LA LUNA
Era como un poema
escrito en la mañana.
Piel tersa,
tez de porcelana.
Algunos decían
que estaba loca,
pero no tanto.
Sus ojos, brillo
de centellas,
iluminaban
y encendían el día.
Cada brizna
de su cabello
era flama de oro.
Sus labios,
carnosos
y voluptuosos,
preñaban el sentido.
Era ella, la única,
la del mimo,
la bienquerida.
Pero vino
la luna-luna
y encendió la llanura,
de copos y locura.
De aquella
imagen de mujer
venerada no quedó nada.
Fue la luna,
mágica e ignota,
que la volvió loca.
¡Ay luna-luna!,
qué le has hecho
a la hembra moruna,
porqué le robaste la cordura.
¡Ay luna-luna!,
¿Dónde te las has llevado
si aún no la he amado?
¡Ay luna-luna,
profanaste la cosecha,
pero los recuerdos
reposan en la primavera.
¡Ay, luna-luna!... ¡Ay!
Te llevaste a la loca mía!...
¡Ay, luna-luna!... ¡Luna!
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